Por Paola Schmitt
Cuando mi esposo y yo estábamos ya con los planes de boda, quisimos que nuestra luna de miel fuera una de esas de “memorias eternas”, de esas que nos pudiéramos proyectar viejecitos, achurrados y desdentados contándola a nuestros nietos. Así que empezamos a buscar un sitio exótico que fuera nuevo para ambos. La boda fue en noviembre pero decidimos esperar para la luna de miel hasta mediados de diciembre, como a mi el frío no me gusta para nada, el hemisferio norte del planeta quedaba descalificado, comenzamos a evaluar las otras posibilidades… después de muchas descalificaciones, finalmente quedamos ante Kenia y Tanzania, nos decidimos por la segunda.
Para ubicar un poco diré que Tanzania es el país mas extenso del África del Este, situada al sur de Kenia y al norte de Mozambique, cuenta con una gran cantidad de contrates: una extensa línea costera al Océano Indico donde además se encuentra la enigmática Isla de Zanzíbar, en la cual bien se pudiera haber escrito “Las Mil y una Noches”, además cuenta con una docena de importantes Parques Nacionales y otras tantas Reservas Naturales que convierten a Tanzania en el país con la mas extensa concentración de animales salvajes y, no puede dejar de nombrarse que es la tierra del monte de cimas nevadas: El Monte Kilimanjaro. Aparte del sin fin de dialectos de cada tribu, el idioma oficial es el suahili, el cual sin saber casi todos hemos hablado en algún momento, recuerdan… “hakuna matata”?? Sin embargo el inglés es ampliamente hablado por gran parte de la población, lo cual ciertamente hace el viaje mucho mas fácil.
Nuestro primer día de aventura fue llegando a la capital, Dar es Salaam, de la que no puedo contar mucho pues no vimos mas allá del aeropuerto y el hotel al que llegamos de media noche y dejamos de mañana, pero esta capital costera por su ubicación es considerada una importante ciudad puerto, entrada para África del Este y África Central, con ganas nos quedamos de conocer su malecón y su extensa oferta culinaria…
Nuestros primeros días completos en este país y este continente de encanto ocurrieron en Arusha, donde nos quedamos en un lodge dentro de una finca cafetera, por la belleza de los cafetales y el clima podías ubicarte en la película de “Memorias de África”, obligatoria para todo aquel que viaje a esas tierras, solo faltaba Robert Redford, que bueno no es decir poco, pero para que puedan hacerse una idea de la magia que se respiraba. Tuvimos la oportunidad de probar el excelente café que se produce en Arusha y sus alrededores, e inclusive presenciar las catas del café, que se asemejan a las que se le hacen al vino, sorbo, buche, y botar al cubo, y ahí te decían grado de acidez, de tostado, etc, algunos tan buenos que uno era “y este no me lo puedo tomar to’ito?”, porque claro, esas trampitas las haces con vino y quedas en “estado de delicia”, pero las haces mucho con café y quedas que te cuelgas de los abanicos sin pegar ojo en dos días…
Durante la época seca (julio – octubre) los animales se concentran a la rivera de los ríos, pero en diciembre, coincidiendo con la época lluviosa (y este diciembre inclusive mas de lo habitual) los animales se encuentran dispersos por todo el parque gracias a la abundancia de agua y hierba verde y fresca. Los paseos por los parques y las reservas son exclusivamente en autos, especiales todo terreno de un promedio de 8 pasajeros, que a diferencia de parques como el Krüger en Sudáfrica, son cerrados pero con techo que se levanta. Nada de paseitos y picnics al aire libre, que ahí los riesgos son altos de ser tu mismo el aperitivo.
Dejamos el Taranguire contentos de haber presenciado un sin numero de animales, además de las jirafas y los elefantes; impalas, búfalos, gacelas y hasta buitres, y por supuesto mas babooms, aunque todavía a la espera de ver “gatos”, y entiéndase por lo mismo a leones y leopardos.
El siguiente parque que vistamos fue el Parque Nacional del Lago Manyara al norte de Tanzania, el cual mayoritariamente, como bien dice su nombre, es lago, y si bien es mucho mas pequeño, fue considerado por Ernest Hemingway como “el mas adorable que haya visto en África”. En él tuvimos la increíble experiencia de ser rodeados por unos casi cincuenta elefantes y ver como varios de estos se divertían y se lo pasaban pipa en una piscina, mas bien un barrizal, donde las pequeñas crías eran los que mas disfrutaban revolcándose una y otra vez, y todo ello a pocos pasos de nosotros. Los elefantes se mueven en manadas femeninas, donde las crías machos pueden permanecer en esas manadas hasta la adolescencia, llegado este momento la madre le da una tremenda paliza al chico y literalmente lo echa a patadas, debido a su gran memoria el elefante no olvidará a esta manada original (y la paliza) y no se acercará a ella nunca más, de este modo el incesto queda descartado. Los machos irán entonces por ahí mas bien solitarios hasta que reciben el llamado de las hembras, el cual es en ondas de baja frecuencia, no audibles para los humanos y que viajan a gran distancia, entonces se lanzarán los kilómetros que haga falta a la carrera del encuentro amoroso (y eso sí debe ser digno de verse), por supuesto con “chicas” de una nueva manada.
En el enorme lago, que es el corazón de este parque, es absolutamente precioso ver la gran mancha rosada que forma el conjunto de miles de flamencos sobre las aguas y es curioso averiguar que es la planta rosa que crece sobre las aguas, y su principal alimento, lo que les acentúa ese color. Además pudimos apreciar uno de mis animales favoritos: el hipopótamo, ese gordito encantador de un peso superior a la tonelada que cuando lo ves correr fuera del agua te impresiona la gracia con que lo hace. Pareciera que lo hiciera en tacones de 10cm bajo sus cortas patitas, lo que hace que su enorme trasero se balancee con un salero lleno de estilo, que no se diga, sin complejos, olé! La verdad que tan majo que se ve y resulta que es extremadamente peligroso por lo territorial de su carácter.
Siguiendo nuestro viaje hacia el norte, subimos a la Reserva Natural del Cráter del Ngorongoro, una extensión de 260km cuadrados a una profundidad de 610m que es todo un microcosmo y visita obligada en el trayecto entre Arusha y el Serengueti. Los lodges y hospedajes están construidos en los bordes de la cima del cráter, lo que hace que seas testigo de las vistas más espectaculares, en donde la salida y la puesta del sol se produce contigo literalmente en las nubes y puedes ver como éstas descienden hasta el fondo cráter en cascada. En momentos tan “Memorias de África” ya no importa ni que no esté Robert Redford.
Como parque, éste fue mi favorito, en la parte baja del cráter, debido a la hierba corta y suave, se concentran todos los animales conviviendo en la mayor armonía, bueno en toda la armonía que puedas convivir incluyendo leones y hienas. En las praderas, cercadas a lo lejos por las paredes de la montaña, se concentran búfalos, cebras, gnus, gacelas, toda la familia y variedad de impalas y una gran cantidad de aves de diferentes tamaños y exóticos colores, incluyendo nuestros amigos los flamencos que se hayan en el lago central. Aquí en el cráter tuvimos la oportunidad de finalmente ver “gatos”, un grupo de leonas y algunos machos jovenes se paseaban a pocos metros de nuestro auto haciendo despliegue de glamour a su paso, y dolorosamente vimos a una leona herida, mas a la espera de la muerte que cerca de poder recuperarse de la herida que tenía y lo que parecía además, una posible ruptura de cadera, y sin poder hacer nada…selección de la naturaleza… Pero también le debemos al cráter ser testigo de nuestro cuarto “Big Five”, el rinoceronte, un animal enorme con cara de prehistórico y pocos amigos (lo cual en el fondo es una suerte para él porque está en serios problemas de extinción) que es un pesar que se le de caza para cortarle los cuernos en aras de la leyenda popular de sus poderes afrodisíacos… hellooo… Viagra… bienvenidos al siglo XXI…
El Cráter del Ngorongoro no es Parque Nacional sino reserva, de modo que se permite a ciertas comunidades vivir en sus límites y periódicamente bajar su ganado a pastar al cráter. Este es el caso de los Maasai, cuya villa tuvimos la oportunidad de visitar. Población ganadera, es por lo general bastante nómada, ya que deben seguir los pastos para su ganado y eso incluye movilizarse en temporada secas hacia centros de agua. El cráter es tierra alta, fría (bien fría) y húmeda, que cuenta con su propio lago, por eso siempre se encuentra en él gran cantidad de animales y los mismos Maasais pueden llevar a pastar su ganado sin tener que trasladarse. Nuestra visita a su villa fue una gran experiencia, pudimos entrar a sus casas, muy pequeñas, de dos estancias, echas de boñiga seca y como única ventilación una pequeña ventana lateral que casi no permite entrar luz, pero su función es no dejar entrar ni brisa ni agua, nada que pueda apagar los leños encendidos en el centro del hogar. Los Maasais practican la poligamia, y si bien su primer matrimonio es arreglado por sus padres, son libres de elegir sus siguientes mujeres (adivinen quien terminará recibiendo menos visitas conyugales…). Tienen hermosas costumbres y folclor y te reciben con cánticos y bailes en los cuales te integran, su vestimenta es sumamente distintiva y consiste en grandes mantas de colores brillantes, en su mayoría rojas y azules, anudadas de diferentes formas y en ocasiones superpuestas. Su joyería, basada en shakiras, con las que hacen hermosos collares, pulseras y otros adornos típicos maasai, yo le encontré remembranza a los trabajos de nuestros indígenas guaymies, conciencia colectiva, que lleva a diferentes poblaciones sin contacto entre ellas a producir cosas semejantes en las mismas épocas.
Siguiendo el viaje hacia el norte fue como finalmente llegamos al mítico Parque Nacional del Serengueti. Este es el mas antiguo y popular parque de Tanzania, famoso por si migración anual, generalmente entre diciembre y julio, donde aproximadamente seis millones de animales conformados por cebras, gacelas, búfalos, elefantes, gnus, jirafas y hasta el gato con botas, corren por las praderas secas en busca de agua y pastizales frescos en las riveras del río Seronera, infestado de cocodrilos a su espera, que la fiesta es para todos. Un espectáculo único que, como demasiada suerte tampoco le pasa a nadie, no pudimos ser testigos puesto que las inesperadas y constantes lluvias de este diciembre pasado hicieron que la sabana estuviera verde a todo lo largo y ancho del parque. Aun así nuestra visita fue impresionante, contemplar miles de cebras, búfalos y todo tipo de gacelas compartiendo pasiblemente todo el recorrido. Las cebras, los gnus y las gacelas se mueven generalmente juntas, ya que comen en “trabajo de equipo”, mientras unos comen la hierba alta otros esperan el corte medio y, finalmente, las gacelas comen la grama mas corta. Además, el Serengueti, con su extensión de mas de 14,000km, es hogar de una gran cantidad de depredadores y puedes contemplar chitas, leones, hienas y leopardos. Y ese fue nuestro caso, felizmente pudimos marcar los cinco Big Five!, en lo alto de la copa de un árbol, en la soledad que le caracteriza y cómodamente tumbado sobre una gruesa rama, contemplamos finalmente al escurridizo leopardo, un animal simplemente precioso, magnifico, impresionante…
Una aventura que no puedes perderte en este parque es el paseo el globo, si bien hacerlo sobre la migración debe ser sobre acogedor, nuestra experiencia sobre las verdes praderas también fue de lo mas memorable, persiguiendo desde las alturas a una manada de enormes elefantes que desde abajo nos retaban batiendo orejas y levantando la trompa, realmente uno se siente volar. Por lo visto es costumbre desde que se inventaron los paseos en globo, al llegar a tierra celebrarlo con campagne, y como las costumbres son las costumbres y hay que respetarlas, con mucho gusto brindamos por la ocasión. Rematamos la aventura con un desayuno tipo las mejores épocas coloniales inglesas, servido en la mitad de la explanada, en campo abierto, con cubertería de plata, servicio de vestido completo y todos los extras que te puedas imaginar que te colocaban totalmente en la África de principios de siglo XIX, en la posición de todo un Lord inglés en expedición.
Este último día de expedición fue uno de los días mas intensos de mi vida, con el paseo en globo ya tuvimos que levantarnos a las 4.30am y después de desayuno y todo seguimos el recorrido en busca de mas animales y acción. No tardamos en encontrarnos con un chita que terminaba de darle bocados a un gnu joven, ya había arrasado con su trasero y dado buena cuenta de sus órganos internos -si eso puede impresionarles no les cuento la cara de una compañera del paseo que era vegetariana- y cuidaba su presa de una bandada de buitres que crecía por momentos y se mantenían a una distancia cada vez menos prudente, relamiéndose (figurativamente) por entrar al manjar. Ciertamente cuando el chita, felino primo muy cercano del guepardo, se levantó con una barriga como para sobarla y pedir un deseo, el gnu estaba bastante entero. Quince minutos por reloj le costó a estos buitres, que se lanzaron como si no hubiera mañana y se peleaban la pieza con muy pocos modales de mesa, dejar al bicho literalmente en los huesos, es que ni a las moscas les dejaron bocado, en quince minutos!
Ya cuando comenzamos el regreso y nos encaminamos a nuestra “ultima cena” comenzó la aventura no programada. De los dos autos que componíamos nuestro grupo uno quedó atascado en la porosa tierra, producto de las constantes lluvias, nuestro auto fue al rescate y… tarán!… atascados quedamos también. A nosotros nos pareció genial, finalmente podíamos salir de los autos, en la mitad del Serengueti, una explanada tan absolutamente plana e infinita que el horizonte se perdía en línea recta, rodeados de animales a cuidadosa distancia. Fabuloso mientras llegaba el rescate, si no fuera porque los tres autos que mandaron a rescatarnos… ups! quedaron igualmente atascados frente nuestra vista a doscientos metros… ya no tan genial… comenzó a anochecer… ya habían pasado cuatro horas y no había mas autos para rescate… ya no tan fabuloso… volvía a llover… el reporte de radio decía de mas de una docena de autos atascados por todo el parque… ya no estábamos tan fascinados… de repente una manada de gnus nos pasa corriendo en estampida a quince metros, que con los ojos rojos debido al reflejo de las luces parecían una caravana diabólica, y ahí viene la pregunta… “y a estos? Quién los persigue?”… nos miramos y mas rápido de lo que canta un gallo quedamos metidos de regreso en el auto, ciertamente resignados a que tendríamos que dormir allí en la intemperie a la espera del rescate al día siguiente. Cuando ya estábamos cabeceando y conciliando el sueño a pesar del frío, aparecieron cuales ángeles tres guardaparques del Serengueti, en un “pickupcito” bien reducido que parecía mas bien de hobbits. Ahí atrás como sardina en lata nos metieron a los nueve pasajeros que componíamos los dos autos, comprimidos en una masa compacta de gente y ropa sobre el metal frío y duro, y eso fue lo fácil, yo de todos modos iba dando gracias al cielo. De allí tomamos hora y media de camino embarrado, lleno de huecos, en fin, en estado catastrófico, hasta llegar al hotel a la 1:30 de la madrugada. Como les decía, muy largo ese último día…
Con todas las aventuras que vivimos y apreciamos, tenemos muchos historias para contar a nuestros nietecitos cuando llegue el momento. Un país para volver mil veces del que nos quedaron unas preciosas… memorias de África… memorias de Tanzania…
Pao, las descripciones son primorosas y dan unas ganas de ir gloriosas, las fotos son bellas. Deberias poner la pieza en el periodico. Son muy pocas personas las que desde CentralAmerica deciden darse una pasadita por Africa. Mas mediante tu talento descriptivo y de cuenta cuentos. Me has dado la idea de que si ustedes se la pasaron tan bien (porque no?). Africa entra pues en mi lista.
Gracias a ti.
Hola Paola, soy una periodista cubana que encontró tu blog por casualidad. La historia sobre tu luna de miel es divina, y las fotos geniales, de verdad. Africa es una lugar maravilloso y me gustaría poder ir un día. Y la mayor de las coincidencias es que me llamo Paola igual que tú y hasta somos el mismo signo en el horóscopo chino. Te deseo mucha suerte y ojalá un día nos encontremos por ahí.