El verano siguó estando espectacular y los fines de semana continuamos aprovechando el apartamento de Buenaventura, me tocaba el apartamento para Carnavales y esta vez fuimos los Barría, Peggy, Gaby y Lorena, ha hacer lo que hacemos siempre, comer demasiado!!!
Darío comenzó trabajo nuevo en ADESA donde está de lo más contento y yo estoy feliz de verlo feliz, además, en el mes de febrero comenzó sus clases de cocina en la Escuela de Artes Culinarias lo cual más o menos lo coloca por encima de alguien a quien «simplemente le gusta la cocina» y es oficialmente alguien que «realmente sabe de cocina». Ahora hace risotto, pizzas (desde la mera masa), carnes en salsa de tamarindo y hasta un mousse de chocolate que le queda de muerte lenta. Primero tuvimos un sábado de pizzas con mi madre los Barría y los Arango y luego hicimos otro tanto con la madre y hermanos de Darío en un día donde nos divertimos montones y Carlos quedó casi como una prolongación del sofá de la terraza, sin querer separarse de él. Si bien la foto es de una cena posterior, ahí se puede apreciar a Darío en sus dotes de cheff con un risotto de hongos mientras Iki golosea atras.
Caroline y yo seguimos creciendo y ampliando la empresa que montamos a finales del año pasado que se me había pasado comentar: Anai, panamanian designs by Schmitt, con la que llevamos el concepto de la mola más allá de la mera artesanía y le damos un toque y diseño moderno en artículos para el hogar y que ha tenido muy buena acogida con cojines originales y toallas o bolsas de lino.
Por cierto que, volviendo a la playa, estabamos disfrutando tanto los fines de semana y con mi barriga creciendo visualizabamos mas vida en familia y empezamos a buscar para comprar algo en Buenaventura que fuera para la familia Vásquez Schmitt. Ya estaba en la lista de espera para unos nuevos edificios pero aprovechando que estabamos por el proyecto pasando los carnavales pasamos por Los Portales y vimos un letrero de «SE VENDE» justo en un apartamento en la planta baja, lo que queríamos, para que tuviera el patio propio y poder hacer en un futuro una piscina y las mismas piquetadas del patio del apartamento del Bristol, en versión mucho más económica por favor!. Nada que fue verlo y es como si nos estuviera esperando, lo vendían con todo incluído desde los muebles, los aires, las TV y hasta los cubiertos… me hice la dificil al respecto por 36 horas y a los dos días de haberlo ido a ver ya le estaba haciendo una oferta y poniendo un depósito al dueño. 36 horas en las que no pude dormir y cuando lo hacía no podía parar de soñar con el apartamento.
Entre fines fuera de ciudad, cambios, emociones y el mes corto febrero se fue un un vuelo…