EL Valle
Para alternar Buenaventura con otras experiencias aprovechamos ir a casa de mi madre en el Valle. Mar disfruta tremendamente jugar por toda la propiedad, montar caballo, bueno corrijo: pasear caballo, ya que lo que a ella le gusta es alquilarlo para pasearlo calle arriba y abajo de la cuerda como si fuera Lola. Ir a ver los gallos, pasear en bicicleta por plena calle, bajar naranjas, tirar piedras al río y jugar con mi madre y su primo Adrián a cualquier cosa que mi madre les invente.
Buenaventura
Por supuesto con los días tan maravillosos y los atardeceres tan magníficos que se están dando en la playa, la ida a Buenaventura es casi que obligatoria. Las mañanas las pasamos en la piscina, ya sea de la Casa Club o Los Portales. Se dan sus siestas los peques mientras los adultos almorzamos la maravilla que se le ocurra cocinar a Darío y en la tarde visitamos a los Calvosa Kulish o vamos a jugar a la playa y los niños a bañarse en la charca que se forma a la salida de los lagos que, la verdad, es de dudosa procedencia y estado pero, como la pasan tan bien ni nos cuestionamos…
Isla Grande
Queremos aprovechar que aun estoy en buen estado y ágil, y que todavía somos sólo tres, para hacer paseos diferentes. Por eso cuando se dio la oportunidad planeamos un paseo a Isla Grande con los Engel, que son una familia estupenda que se apunta a un bombardeo y están dispuestos a experimentar cualquier aventura que se les proponga. La verdad que disfrutamos millón en la playita en tierra firme y en el paseo a la Isla a almorzar. Fue algo diferente, muy diferente, a lo selectivo y exclusivo de Buenaventura pero lo pasamos estupendo y quedamos con muchas ganas de repetir pronto la experiencia por un fin de semana completo.