La semana pasada leía una revista cuando quedé cautivada por la foto de una modelo, no conocida, con una piel espectacular en un anuncio de cremas. Sí, yo también pensé que, no porque no la conozca y no sepa como luce, significa que no tenga el mismo photoshop que la polémica foto de Demi Moore.
La crema era de Clarins, marca que siempre he usado por aquello de que las costumbres de belleza uno las copia de la mamá. Dejé de usarla hace casi un año bajo mi excusa de que son así de caras porque estamos pagando marca y modelos.
El hecho es que me fui a comprar la bendita crema que vi en anuncio con la imagen de la chica y el texto sobre sus bondades en mi cabeza. Como cosa común, cuando uno no necesita a la chica del mostrador de todas maneras trata de venderte desde el último color de uñas hasta un club de mercancía, en cambio, cuando uno sí la necesita pues nunca está. Me tocó seleccionar la crema a ojo y leerme el panfletito que hablaba de la última tecnología e investigaciones en cremas y células de la piel al tiempo de que comentaba de la inclusión de métodos utilizados por las mujeres en Marruecos para el sol y las manchas. Me fui con mi potecito a la caja y ¡ZAS! La friolera suma de $101.- por la pinche crema ¡del susto casi me quedo sin aire! o este ungüento incluye oro en polvo o la inflación se ha apoderado también de las cremas.
Salí furiosa conmigo misma por caer por la palabrería que seguro era igualita para cualquier crema Nivea. Hasta que sólo tres días después de estar usando la crema vi resultados, realmente el cutis se me veía más luminoso y claro y las manchas del sol más leves. ¿Estaría alucinando o mi subconsciente quería ayudarme a que no me doliera tanto semejante hueco en el bolsillo?
En eso mi hermana y mi madre, antes de ayer, se me quedan mirando y me dicen ¿qué te has hecho que te ves como más fresca? Definitivamente, con las noches de perros con Ana en ataques de tos, no era “beauty sleep”. Ojo que tampoco estoy diciendo que de repente me veo de quince con cutis de porcelana, dije resultados no milagros. Pero ya ven, si no fuera porque empiezo a creer que la platita sí se fue en investigaciones de laboratorio, en cuestionarios a las marroquíes y en buscar una planta misteriosa en el Hilamaya (y no en pagar a una top model o la actriz del momento) y, en verdad he visto notables mejorías, no les estaría contando esto.
Para las que se animen a romper la alcancía y probar, aquí les envío la cremita de las que les hablo…
Capital Lumière Jour – Vital Light Day de Clarins