No hay nada que me parezca mas insípido que el pavo y, con la celebración ayer de Thanksgiving, se da inicio a la temporada mundial de las cenas de pavos.
La celebración del “Día de Acción de Gracias” es considerada por la mayoría, y por mí misma, como “una gringada” pero, eso es justo lo que es. La historia data de unos cuatrocientos años y dice, más o menos, de unos cuantos ingleses, recién llegaditos del viejo mundo, que les fue peor que a los perros en misa en su primer año en las américas, hasta que unos indios les enseñaron a cultivar lo que aquí se daba (cría cuervos que te sacarán los ojos). Vamos, que se dejaran de coles de Bruselas y se pusieran a sembrar maíz, porotos y calabazas. Dejaran de soñar con jabalís y perdices y se pusieran a corretear pavos. Cuando finalmente, tras la cosecha, vieron sus mesas llenas hicieron una fiesta invitando a los indios para agradecerle a Dios haber aprendido de -nuestra hoy famosa- agricultura de auto-sustento, y darse la gran comelona. Celebrándolo sucesivamente todos los cuartos jueves de noviembre.
La fiesta es de origen protestante pero, a mí, por más católica y apostólica que soy, cualquier celebración que incluya reunir a la familia a cenar y dar gracias me parece estupenda, aun cuando el menú oficial sea ¡pavo! En casa de mi madre hicimos una mínima reunión experimental, porque era nuestra primera celebración de Thanksgiving, pero quedó de lo más presentable y amena, además, el pavo ¡estaba bueno! sin necesidad de salsas, como para callarme la boca (eso sí, yo me voy por la carne oscura del pajarraco cuestión).
Como lo prometido es deuda, aquí les pongo mi proceder para un, infalible, buen pavo para las fechas.
¿Qué esperaban? ¿Una receta? ¿Hello?… It’s ME!!
Y, cuando aun no hemos terminado de digerir la cena anterior (por más Leche de Magnesia que me haya tragado la noche anterior) para quemar esas calorías de más está el…
Otra gringada que surgió por los 70’s y que, mientras en un principio hacia alusión al tráfico de carros y personas el día después de Acción de Gracias, más tarde se le dio el significado que es por la contabilidad de las tiendas que pasan de números rojos a negros con este día de locura de mega descuentos y horarios extendidos en todas las tiendas, dando inicio a la temporada de compras navideñas.
Este año Panamá se “agringó” todavía un poco más y muchos comercios se sumaron a la idea. En especial todo el mall Multiplaza. Yo fui a ver si encontraba un sillón en Life Plus (que está todo al 50%) y, aunque no encontré nada sí aluciné a colores con el tumulto de gente en frenesí consumista. Yo salí huyendo porque, por más que las cosas estén al 50%, si compras 4 veces más de lo que necesitas (porque la histeria colectiva se contagia) al final, ganando ¡se sale perdiendo!