Después de cuatro o cinco meses, ya perdí la cuenta, de seguir sin falta la serie de Pablo Escobar, finalmente ¡terminó!
El asunto es que, aunque nos hemos perdido todos los estrenos del cine desde el verano, inventado excusas para faltar a fiestas, salir a cenar “sólo” si terminábamos antes de las 10pm y trasnochado hasta más allá del agotamiento día tras día; la verdad, la gozamos.
La serie de Pablo Escobar (como comentaba con una amiga, es una serie y no una novela, porque no tiene ningún elemento básico de novela: No va sobre una trama amorosa, es cruda, son hechos reales y ahí guapo no había nadie, es que ¡ni las cuatro putas que salieron!) es la historia de la relación simbiótica entre el narcotrafico y la violencia. Basada en hechos que realmente ocurrieron (intercalando escenas de los noticieros de los momentos en que se dieron los sucesos), es la historia de una de las épocas más negras de Colombia. Justamente para esa época Darío estudiaba en Colombia, al igual que mi hermana Beatriz, fue la época en que yo experimente con «la periodista que no fui» (buscar esta entrada) y conocí a Carlos Pizarro un par de meses antes de que lo asesinaran. De alguna manera teníamos nuestro interés personal de saber bien la historia por ser, justamente, Historia.
Y, ya ven, aunque tenía su encanto que era una hora en que Darío y yo nos sentabamos juntos a ver el programa (muchas veces con comida de Don Lee), lo comentabamos y cuando uno se levantaba el otro le avisaba cuando comenzaba, el acostarnos todos los días a las 11:30pm nos tenía hechos polvo. Soñaba con mi vida después de Pablo Escobar. Soñaba con ¡DORMIR!
Ayer fue la primera noche de mi recién recuperada vida. Con toda calma me hice un tratamiento y me puse mis cremitas. Mandé emails e hice actualizaciones, le iba a cortar las uñas a Ana (que no se deja despierta) pero el cansancio me venció. Entre una y otra no conseguí mi anhelado sueño de irme a dormir a las 8:30pm sino a las 10, aun así fue ¡más de una hora antes de los habitual!
Mi vida sin Pablo Escobar va incluir: dormir, dormir, dormir. Pasada esa etapa, ir al cine, salir a cenar o de copas sin prisas. No seguirle la secuencia a nada que no sea la segunda parte de Las Cincuentas Sombras de Grey. Escribir sin tener un ojo en la pantalla y otro en la computadora. Entre otras maravillas no tener que ver televisión nacional y el plomazo de sus comerciales y ¡mil cosas más que me aguardan! (¿mencioné dormir?)
Querida Paola:
Nunca te contesto pero…..como disfruto de tus comentarios!!
Te felicito…eres una gran madre, esposa, hija y mujer.
Yo tambien estoy como cometa reventada sin la serie de Pablo Escobar pero…el final era conocido y no era sorpresa para nadie. Esperemos algo bueno despues de eso porque te confieso….Soy Nocturna!
Un abrazo,
Ana Maria
Hola Ana María, ¡¡que bueno que te guste!! y sí, aquí estamos, tantos buscando plan para las noches… menudo vacío que dejó el Pablito ¿no? jeje