Comencé a leer el primero de estos libros porque, después de tanta lectura sobre Programación Neurolinguistica, quería algo light. Al principio le agarré gusto a la escritura despreocupada (hasta graciosa en ciertos momentos) y, pasando por alto el exceso de perfección de Christian Grey, estaba entretenido y en las primeras 150 páginas prometía.
En esos días lo que más me divertía era llevar el libro debajo del brazo y ver la magnitud del evento sociocultural que esta haciendo esta trilogía. Amigas, mujeres que apenas conozco, y algunas que no tengo ni idea de quien son, veían el libro y comenzaban a hablarme en un tono de confidencia y familiaridad como quien pertenece a una misma cofradía.
Entonces seguí leyendo y la promesa se desvaneció en una nube de humo. El libro se tornaba rosa, rosa, rosa y repetitivo como un perro buscándose la cola, vale, sí, con un buen par de «encuentros» pero tampoco para montar semejante alboroto. Los personajes se volvieron completamente absurdos y me terminé de leer el libro porque estaban en El Valle sin nada más a mano.
Veamos: Christian Grey es el más guapo de los guapos, además del rico de los ricos. Para rematar es inteligente, ingenioso, sexy, altruista, generoso, preocupado por el medio ambiente y el hambre de lo países pobres. Con sólo una llamada mueve los cables del mundo. Sabe navegar, pilotar, esquiar y además tira como los dioses (bien sea en un cuarto rojo llenos de juegos sexuales o en la cama teniendo “sexo vainilla”). Todas la mujeres se derriten por él y todos los hombres lo respetan y recelan (¡por favor!) ¡ah! Un detalle, el chico parece que está algo jodido emocionalmente.
Anastasia es una virgen, inocentona y bastante torpe que le tomó sólo una semana para convertirse en puta consumada. El verbo gemir y la palabra húmeda van a atados a ella todo el libro porque, no es que el tal Christian la mire, y la chica queda chorreando hasta las rodillas. La que no sabía ni dar un beso con legua, después de encontrarse con Grey, la muy mojigata parece ser la reina de los Boyscouts está “¡siempre lista!”
Por supuesto Grey queda prendido de la Anastasia sin ella saber por qué. Ni yo tampoco. Y la boboleta pasa por alto todas las alarmas. A ver, la mayoría de los hombres (y las personas) están, hasta cierto grado, estropeados emocionalmente pero, si un tipo te lo reconoce y te lo dice clarito, con contrato y todo, que incluye su puño en tu trasero ¡CORRE! Porque así de estropeadísimo tiene que estar y no hay razón para jugar a Don Quijote. Pero la inocente Ana, que no le importa el dinero (¿?), después de viajar en helicóptero, Audis, barcos y aviones privados estuvo dispuesta a quedarse para no salir huyendo hasta que le dejaron el trasero color rojo bermellón a punta de las nalgadas que, al perfecto Christian, le gusta propinar porque es lo que le pone a millón. Para mí, ese hubiera sido el final medio decente para esta historia considerada “literatura porno” (y que opino se queda a la mitad de ser literatura y a la mitad de ser porno). Pero no, le venían dos mamotretos de secuencia de más de quinientas páginas cada uno.
Yo seguía en El Valle y había traído la segunda parte de la trilogía, por supuesto a estas alturas ya no me dejaba ver ni por error con esos libros. No entiendo, la gente niega por todos sus muertos leer a Corín Tellado y se enorgullecen de leer esto que es lo mismo sólo que con Tabasco. Después de leerme los ¡HOLA! de un año para atrás y hasta los mismísimos «House and Garden» de la época de Matusalén que hay en casa de mi madre, los panfletos de las cremas y las advertencias del Tylenol me dije que ¡ni modo! comencemos con “Cincuenta Sombras más Oscuras», que con eso de ser “más oscuras” a lo mejor tienen algo más de juego sicológico…
¡Gran error! La segunda parte es tan rosa y empalagosa que dan nauseas. Todo son: te amo, no puedo vivir sin ti, oh nena tu eres mi mundo, jamás me dejes, soy toda tuya nene, yo todo tuyo, por siempre el uno del otro. Por supuesto, al mayor estilo “Sabrina” hay una fiesta de máscaras donde toda la familia Grey adora a Anastasia y el lujo se derrocha al punto que Donald Trump no cataloga para el evento. Y ella es la reina de la noche y deja a todos anonadados y él ofrece 100mil dólares por un baile con su Ana y yo vomité hasta mis intestinos de tanta pendejada y empacho de cursilería.
Ya ni para que decir que él está dispuesto a dejar atrás sus gustos sexuales sados por ella y quiere casarse con la señorita (¿señorita?) Steel a como de lugar porque él, el más seguro de sí mismo termina convertido en un bebe llorándole a la pata que no le deje porque se moriría. Y la Anastasia, que al principio sólo quería que dulcemente le hicieran el amor, ya le gusta que la azoten, los juguetes «de adultos», las pinzas y otro montón de cosas que hacen de su historia la imagen perfecta de lo siguiente:
CURSO SEXUAL INTENSIVO: pase de ser virgen inocentona a zorrilla consumada y, finalmente, masoca total en un mes. Si llama ahora le adjuntamos un set de juegos sexuales totalmente gratis. Oyó bien, totalmente gratis, pero ¡llame ya!
Fue una maravilla regresar a la ciudad y poder dejar estos libros y tener al alcance otros materiales de lectura. No terminé el segundo libro y ni pienso tocar el tercero. No voy a cuestionar las capacidades de E.L. James como escritora porque, no me cabe la menor duda, de que escribió los libros sin ninguna pretensión y ha sido un chiripazo que ella no se esperaba y yo no me explico.
Pero ¿por qué porno para mamás? ¡Es insultante para las que somos madres! La única explicación que se me ocurre es que somos las únicas que tenemos la fantasía garantizada, o sea, que podemos hablar de ello sin riesgo a que se materialice nunca.
Ninguna madre le permite plantearse a su marido tener las tandas de sexo maratónico de Chritian Grey y Anastasia Steel despatarrada y amarrada a una cama de barrotes. Porque la señorita Steel no duerme después con un caller en la mesita de noche, no se tiene que levantar a media noche a espantar los monstruos del armario ni preparar chiquillos a la mañana siguiente para ir el colegio.
Y, mientras para una soltera, puede que su pareja encuentre incitante verla leer los libros de Cincuenta sombras, las parejas de las madres están clarísimas que no han terminado de poner cara de sexo bruto y sacar la fusta cuando ya les está cayendo la demanda por violencia doméstica.
Si, como dicen, esta es una nueva versión de la historia de la Cenicienta… ¡Hay que ver como ha evolucionado ese cuento! y las «habilidades» que tienen que dominar las nuevas aspirantes a princesas…
En fin, no voy a extenderme más… y esto no es nada comparado a las casi dos mil páginas de la trilogía completa que, por sí no les quedó claro, ¡NO RECOMIENDO!
Estimada Paola,
Te aplaudo el no-gusto. Yo me quedé dormido dos veces antes de empezar el primer coito.
Imagino que esto no es más que una evolución de las complejidades de la globalización. Ayer era la fealdad de Jessica Sarah Parker, hoy los coitos de señor Grey y mañana la producción masiva de pop cakes. Un desastre, vamos.
Te sigo.
Estimada Paola,
Te aplaudo el no-gusto. Yo me quedé dormido dos veces antes de empezar el primer coito.
Imagino que esto no es más que una evolución de las complejidades de la globalización. Ayer era la fealdad de Jessica Sarah Parker, hoy los coitos de señor Grey y mañana la producción masiva de pop cakes. Un desastre, vamos.
Te sigo.
Querida Paola:
Me pasó lo mismo que a ti con los libros de Gray, me quedé en el inicio del segundo porque ya lo había comprado pero no vale la pena leerlos la verdad, nada que aprender!!!
Sí, el primero pasa, a traspicones pero pasa, el segundo a las pocas páginas ya es insufrible y ni me quiero imaginar el tercero…
Querida Paola:
Me pasó lo mismo que a ti con los libros de Gray, me quedé en el inicio del segundo porque ya lo había comprado pero no vale la pena leerlos la verdad, nada que aprender!!!
Sí, el primero pasa, a traspicones pero pasa, el segundo a las pocas páginas ya es insufrible y ni me quiero imaginar el tercero…