Miren que morrito el mío. Si parezco salida de cirugía plástica de labios ¿eh? Imagino que una queda así después de mal procedimiento de ese tipo, o de uno bueno, ¡vaya uno a saber! porque todavía no he visto a una persona que se haya inyectado los labios y se le vea bien -por no decir medianamente natural-.
Pues bien, lo mío no obedece a ninguna intervención de esa índole -aunque me haya servido para ver que ni loca me ponga esa boca de pato por voluntad propia- sino a chipote golpe con una silla.
Y es que tan tranquila estaba yo en la playa sentada en la tumbona cuando este ventarrón, que no es de verano sino que rozando lo huracanado, levanta el respaldar de la silla en un abrir y cerrar de ojos y ¡ZAS! me da en la boca con la fuerza de un batazo. Sentí el golpe desde el tabique hasta las muelas y me quedó un zumbido dentro de la cabeza un buen rato. Aun debo dar gracias del atino, un poco más arriba y me rompe la nariz y más abajo y me parte los dos dientes.
En fin, solo me queda esperar que se baje la inchazón y aguantar la cara de la gente, que se me quedan mirando pero no me dicen nada porque estoy segura que piensan que me hice algo plástico en los labios (y que me quedó fatal, por cierto) pues tampoco es cuestión de ir dando explicaciones a todo el mundo y enseñando los dientes por la vida… Aunque aquí si lo haga, para el recuerdo… ¡Auch!