Halloween es una celebración derivada de leyendas celtas y que hoy en día está alterada y totalmente distorsionada por el cine de Hollywood. Ya que de los celtas guardamos poco ¿por qué no usar esa noche de disfraces como la razón para sacar a pasear nuestro alter ego o ser cualquiera lejos de nosotros mismos? Es la perfecta oportunidad para convertirnos desde en superhéroe (¿qué otro día te aplaudirán por salir a la calle en mallas con los calzoncillos por fuera?) hasta en pitufo, y salir airoso.
Hace unos años me vestí de arlequín para una noche de Halloween. Si hablamos de confección, mi disfraz era perfecto. ¿El detalle? era de esos arlequines que tienen la boca en forma de corazón y lágrima a medio cachete, me pasé la noche con la boca en morrito y ojos melancólicos para acompañar al personaje y… ¡ZAS! ¡Fue el Halloween más aburrido de mi vida!
Ahora bien, aprendida la lección, otro año me fui al otro extremo y opté por vestirme de Marilyn Monroe, a la onda de Madonna en el video de Material Girl. Hice una bola y abandoné en una esquina todas las expectativas de intelectual, madura o cualquier cosa que se esperara de mí y me fui con mi disfraz prefabricado y mi peluca rubia de cuarta categoría a la calle. Fui lo más aérea, selectiva y de risa fácil del mundo, no tuve ni esperaba tener ninguna conversación significativa o trascendental. Nadie vino a pedirme consejo o a llorarme en el hombro pero, tengo que aceptar, ¡me lo pasé de película!
Conclusión: el disfraz influirá directamente en cómo te sentirás esa noche. Si vas de puta, o con cualquiera de esos disfraces que hacen ver hasta a Alicia en el País de las Maravillas y a Blanca Nieves como las más calentonas, te sentirás más provocadora y además, para que no te hagas ni la sorprendida ni la ofendida, así te van a tratar.
Si vas de Hulk o del mismísimo Freddy Krueger, más agresivo. Si vas de Barbie, pues bien bruta. Según mi experiencia si vas de cualquiera de esos vampiros con pinta de sufrimiento -tipo de Bella o el tal Edward-, que lucen como de hemoglobina baja y van con cara de becerro degollado, tus probabilidades de divertirte se reducen.
Por supuesto que se puede ser más aspiracional y bienvenido el que se vista de Albert Einstein, Abraham Lincon o Mahatma Gandhi, pero no perdamos de vista: es una fiesta y sólo se celebra una vez al año. Si este año me disfrazo, iré de Carrie Bradshaw -un antojo sin cumplir-, aunque sólo sea para usarlo como excusa para calzarme unos Manolo Blahnik, pero eso es otra historia…
Y tú ¿quién serías por una noche? sino fuera necesario ir a buscar el disfraz y todas esas cosas, claro