Y así fue, de la nada y agarrándome fuera de guardia, que Mar me vino con la primera pregunta transcendental. ¡Hay que ver con los niños!
-Mami, cuando yo sea adulta ¿también me vas a querer?
-Mar, aun cuando seas bien viejita yo te voy a seguir queriendo.
-Pero, cuando yo sea bien viejita ¡tú vas a estar muerta!
-Pues te seguiré queriendo desde el cielo.
(Sí, ya sé, yo también lo pensé…yo solita me estaba metiendo en un pantano)
-Y cuando uno se muere ¿cómo se sube al cielo?
(Ya la cosa se estaba poniendo de color hormiga…)
-Bueno, mi amor, uno no se puede llevar el cuerpo al cielo, sólo sube el alma…
(¡ZAS! no había terminado de pronunciar la última sílaba cuando ya me vi caer una pregunta del otro mundo…)
Y ahí fue…
-Mami ¿Y qué es el alma?
(Como diría Mafalda: ¡Sonamos!)
-Eh…¿No quieres leer un cuento?
(Tenía que comprar tiempo, quince segundos si quiera. Es que esas son respuestas que tienen que salir bien desde la primera vez, que si uno da otra explicación luego todo se enreda más)
-¡Síí! Pero.. ¿qué es el alma, mami?
(¡Glup! Allá vamos…)
-El alma es un pedacito de Dios que todos llevamos dentro y que cuando morimos vuelve al cielo con Dios…
-¡Ah! Ok… ¿Qué cuento me vas a leer?
* * *
Ya ven, comenzamos a andar por las resbalosas tierras de los “¿Por qué?” y las preguntas trascendentales. Es que una no se puede descuidar en ni un segundo porque en cualquier momento me viene con la de…
-¿Cómo es que llegó el bebe a la barriga de la mamá?
O la más temible de todas que no deja espacio para medias tintas…
-Mamá ¿Santa Claus existe? ¿¡Si o no!?
Belleza la explicación! Mejor se daña! Hasta a mí me has dado luz!!!
Gracias Gaby!! eso fue pensar a toda velocidad!! pero me quedó bastante bien bordado eh? jeje
un abrazo!