Hay niños que juegan a ser Spideman, la Mujer Maravilla o un Pitufo. Pero, fijo, que la manía de Ana por la Princesa Aurora sobrepasa el capricho y creo que se acerca más a una seria patología psicológica ¿Cómo me di cuenta?
Pues bien, lo que hace un tiempo comenzó por un favoritismo por esta Princesa fue tomando la fuerza y el tamaño de una bola nieve en bajada. Finalmente, con toda la seriedad de una auto coronación napoleónica me dijo:
– Mami. Yo ZOY Ana-Aurora
A partir de entonces la corona iba en la cabeza todo el día hasta para ir a ballet, a mí la cosa me estaba pareciendo un poco obsesiva. El día que se trancó en sus cuatro y se fue a la escuelita vestida de Aurora (con traje, corona, guantes, muñeca y toda la parnafelaria) empecé a sospechar que su Alter Ego estaba tomando posesión de ella y estaba ante un cuadro de personalidad múltiple.
La gracia me estaba poniendo algo más que nerviosilla cuando comenzó todos los días con que en la tarde ella tenía el cumpleaños de Aurora. Y erre que erre con el cumpleaños de Aurora y encima me miraba como si yo fuera la desconsiderada por no recordar el cumpleaños de Aurora de los titiplines (sí, la verdad que a estas alturas yo estaba lista para agarrar a patadas a Walt Disney y todas sus pinches altezas reales, de Blancanieves a Elsa, todas, PA PA PA).
Para hacer la sicología a la inversa -o al derecho, o como cuernos se le diga a no llevarle la contraria a ver si se le pasa- el viernes decidí comprarle un cake en Momi e invitar a tres amigas a una tarde de princesas para celebrarle el cumpleaños al Alter Ego de Ana (y ver si así me dejaba en paz, claro).
Llegaron las tres amigas y mis hijas a lo que resultó ser una tarde de disfraces porque ahí la única vestida con protocolo monárquico era Ana-Aurora. Entre las cinco decidieron que, como en verdad no era el cumpleaños de ninguna, bien podía ser el cumpleaños de todas. Sacamos las velas de cuanto cumpleaños se ha celebrado en mi casa y las pusieron todas. Aun no sé como el solo pastel no hizo sonar la alarma de incendios. Cantaron el Happy Birthday, soplaron velas cinco veces y se lo pasaron de película.
Desde entonces, aunque todavía hay veces que se hace llamar Ana-Auora, se le ha bajado la intensidad al Alter Ego y ya no amenaza con poseer a mi Ana.
Con un simple cake y tres amigas Ana vivió una tarde donde su mundo de cuento se hizo realidad, vivió su fábula y de la dicha tocó el cielo con las manos.
Que linda esa época donde nuestra cotidianidad se enredaba con nuestra fantasía y -aunque hubo en momento que me tenía hasta las narices con el tema- que contenta estoy de haber soplado bajo sus alas hacia la ilusión… esta época es tan corta y no vuelve y, sobretodo, porque… ¿No creen que por estas caras vale la pena cumplirles pequeñas fantasías?
Amiga, no estás sola. Luego te mando por wup documento gráfico de mi friki-hija. No te amargues que tiene tratamiento.
Hola Cris!! Por un momento me estaba enloqueciendo el tener que tratar con Ana Y con su alter ego. Pero despues de lo feliz que estaban las dos con el cumple la verdad me he relajado y estoy disfrutando sus ocurrencias fantasticas. Ana-Aurora y Mar con sus amigos invisibles. Un abrazo, p.-
Claro que vale la pena …. Que felicidad! La fantasia es pura REALIDAD!
Hola Lil, de acuerdo contigo!! vale la pena mil veces porque antes de que nos demos cuenta la vida, la pena, las reglas y otras cosas van haciendo que plieguen sus alas de la fantasía así que hay que aprovechar al máximo que puedan vivir sus experiencias fantásticas con toda libertad y disfrute. Por ejemplo, No creo que el próximo año la escuelita la deje llegar vestida de Aurora por completo en vez del uniforme… Un abrazo y gracias a tu hija por ser parte del cumpleaños del Alter Ego!! p.-