Te comparto esta linda historia que comenzó con una conversación sobre la muerte en la cama de mi hija de 5 años y me recordó cuantas herramientas tenemos cuando queremos saber como cambiar el estado de animo que no nos aporta y nos pone mal.
También, como somos capaces de hacerlo tan rápidamente si estamos conscientes de ellas y las utilizamos en su momento según la que nos sea más accesible y fácil en esa situación.
Si mi hija de cinco años pudo hacerlo en verdad que nosotros también.
Primero, sí, soy de esas mamás que se mete en la cama con sus hijas en la noche antes de que se duerman, y me encanta esos momentos de conversaciones cómplices.
Esa noche en particular estaba acurrucada de mi hija desde la espalda, nosotras le llamamos “cucharita”, y murmuró algo que no entendí. ¿Qué dijiste amor?
Dije qué si cuando te mueres te vas al cielo así como la tita Astrid, me contestó como quien tiene la conversación más casual del mundo. Tengo que reconocer que no esperaba el tema, aunque en ese momento caí en cuenta que lo había sacado a colación varias veces últimamente. Algo habrá visto, me imagino.
Sí, amor, bueno, más o menos. Y cuando tú estés en cielo ¿seguirás viva? Claro que seguiré viva, yo seguiré viva acompañándote siempre, sólo que ya no tendré este cuerpo. ¿Cómo será entonces mamá? Estaré en el aire por ahí.
¿Cómo el viento mami?
Sí, amor, como el viento. Hmm ¿Y cuando estés muerta y seas viento me podrás hablar? No lo sé, no he estado muerta antes así que no te puedo decir.
La mamá de la tita María se volvió viento y no le habla ¿Crees que ya no la quiere?
¡Claro que la quiere! Sólo que le habla diferente, le habla en la mente y el corazón para hacerle saber cuánto la quiere desde allí.
Mami ¿Y cuándo tú seas viento me hablarás?
Seguro que sí. Pero yo quiero oírte mamá, oírte de verdad. Y de repente empezó a hacer pucheros.
Ya no quiero que hablemos más de eso, me dijo, y cerró los ojos. Me quedé rascándole la cabecita mientras la sentía dar los saltitos típicos del llanto en silencio. Hasta que se volteó me miró y me dijo:
Mami, ya sé que he dicho que no íbamos a hablar más en eso pero… ¡no puedo dejar de pensarlo!
Tres técnicas sobre como cambiar el estado de animo
Está comprobado que
para cambiar tu estado de ánimo tienes que cambiar el enfoque en lo que piensas.
Pero, muchas veces nos pasa que no es algo que podamos controlar tan fácilmente. Intentamos no pensar en aquello que nos afecta, pensarlo desde otro ángulo, sacarlos de nuestra mente, pero no parece doblarse a nuestra voluntad.
Lo bueno es que existen tres herramientas poderosas para cambiar el estado de ánimo y si esta primera, cambiar en lo que te enfocas y en el ángulo que lo haces, no te está funcionando, aun te quedas dos que cualquiera de ellas derrumbará el estado de emocional en el que no quieres estar.
Otra de ellas es cambiar tu fisionomía, tu estado emocional seguirá tu expresión corporal,
no trates de racionalizar esto, funciona así, aprovéchalo. Si estás enojado cambia tu respiración y relaja los músculos de tu cara; si estás triste endereza el cuerpo, camina con grandes pasos y fuérzate una sonrisa; si estás sufriendo de inseguridad, levanta el pecho y la cara, pon manos a la cintura y párate recta.
Ahora, como nosotras estábamos en la cama, con mi hija hice mano de la tercera herramienta:
El diálogo.
El diálogo incluye el interno, lo que tú te dices a ti misma. Si te dices “tú puedes con esto”, “todo tiene una solución y puedo encontrarla” y te hablas con frases empoderadoras tu estado de ánimo se adaptará a ello.
En el caso de la noche de la que te estoy contando con mi hija, utilicé la segunda versión de diálogo, la externa. Comencé hablarle de su salón de clase, cuáles son sus mejores amigas allí, qué es lo que más le gusta hacer en los recreos. Qué es lo más divertido que recuerda de un día de escuela. Y así nos fuimos.
Con el diálogo sobre cosas que le entusiasman fue cambiando sus pensamientos y se animó contándome sobre su escuela y sus amigas. Antes de que se diera cuentas se había dormido con una sonrisa en la cara.
Cuando estés en un estado emocional que no te agrada busca conversaciones que te entusiasmen y no den vueltas continuas sobre el problema sino que te pongan a pensar en cosas mejores.
Llama a un amigo, a un familiar, a un conocido, alguien que tenga contigo una conversación amena que te cambie el enfoque, cuanto más divertida y relajante mejor.
Tú tienes el poder de controlar tu estado ánimo
Y, para que no te sientas que cuando te invade un estado emocional que no te gusta como la tristeza, preocupación, culpa o estrés, estás a su merced; te compartí estas tres herramientas que te devuelven el poder de cambiarlo.
Este escrito me lo publicaron en la Revista Ellas que viene con el periódico La Prensa del viernes 3 de mayo del 2017
También te comparto que esta técnica la utilicé con Mar el primer día de escuela que me dijo que iba con Miedo y Pena y pudimos cambiar como te cuento aquí el estado de animo que sentía en ese momento y entró mucho más confiada.
Además, como me han escrito bastante sobre como siguió la historia después, te cuento que Ana está de lo más tranquila con la analogía porque ahora ella ve la muerte como solamente una transición a viento y habla de ello sin el menor drama y ella misma me llegó dos días más tarde y me dijo:
«Mami, ya sé, seguro que cuando yo también sea viento nos podremos hablar bien.»
Y así como es ella, se fue de lo más satisfecha con su propia respuesta y solución.
Me encantará si compartes estas herramientas para que todos podamos controlar y salir de los estados emocionales que no nos sirven y fluir en nuestra vida sintiéndonos mejor, más relajados y felices.
Un abrazo, p.-
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Gracias mi querida amiga Cyber, necesitaba estos tips, reforzar que CADA DIA tiene su afán, y tenemos herramientas en nosotros!! Saludos, me encantan tus historias sencillas, que son flashes de inspiración, porque CADA MOMENTO tiene un PARA QUÉ!!
¡Exitos y Bendiciones siempre!
Hola Rosa! mil gracias por tus palabras, un abrazo enorme, p.
Ayer use sin saberlo una de estas herramientas. Al llegar a casa me encontré a mi suegro (92 años ) acostado y segun el solo esperando morirse. Estaba muy deprimido y no queria comer. Me dijo que solo quería irse con su esposa (fallecida hace años) Como se que le gusta hablar de ella comencé a preguntarle sobre ella y cómo la conquistó, y se animó. Al rato el mismo me dijo «comamos pues! «
Que bueno Patsy! me alegraste el día al compartirme tu historia!! mil gracias, un abrazo, p.-
Habia quedo en leerlo cuando fue publicado el artiulo en el ELLAS, pero hasta hoy lo lei. (Que pena)
Una vez mas se me partio el alma. Gracias por compartir esas herramientas, y ya se por que hasta hoy lo leí, era el dia en que iba a caer como anillo al dedo.
Hola Patricia! yo creo que cada cosa nos llega en el momento que toca, ni antes ni después así que me alegro que lo hayas leído hoy, besos, p.-