Ayer fue el Día del Trabajo, que se celebra con un día libre que yo me tomé muy a pecho y decidí disfrutarlo sin presionarme con pendientes. Pero, sí estuve pensando en él y lo que ha significado para mi trabajar toda mi vida y la percepción que tengo de él.
Yo aprendí desde siempre que el trabajo dignifica.
Eso quiere decir que cualquier manera de trabajar, del lado de la ley claro, te convierte en una persona creadora de tu vida y no en víctima de las circunstancias.
Mi primer trabajo fue a los 14 años, envolvía regalos en la Boutique Avanti en la época de vacaciones navideñas. Creo que por eso pierdo la paciencia cuando en una tienda la chica que envuelve le toma 30 minutos, desperdicia papel y pone tanto cinta adhesiva que solo se podrá abrir a mordiscos.
A los 16 ya tejía pulseritas para vender en escuela.
Saliendo de la escuela y siendo advertida que a mí se me daba comida, casa, medicinas y estudios y para el resto a salir a producir. Y puedo decirte con orgullo que no hay par de zapatos, cartera o vestido en esta vida que no me haya comprado yo.
Así que mientras estudiaba, desde los 18 años trabajo, comencé con Physical Modelos con pasarelas, algunos comerciales y siendo azafata en ferias, y ojo, que eso son muchas horas de pie en zapatos altísimos y llegaba a casa arrastrándome a poner los pies en sal y bien adolorida, que nadie crea que eso es nada.
He sido recepcionista, asistente, he servido cafés, a mi pobre primer jefe Manolín Alzamora le hice tragar muchos amargos porque se me olvidaba siempre ponerle el azúcar.
Tuve un restaurante y cuando se llenaba la cosa, y como mis conocimientos en los fogones son nulos, me ponía a fregar platos.
También cree eventos, dirigí empresas, trabajé con equipos maravillosos, me reintenté mil veces.
He tenido trabajos que me apasionaron, otros que donde me aburrí como un hongo, unos en los que me sentía fluyendo en mi zona genialidad y también donde me sentía en mi zona de incompetencia, si sabía bien lo que hacía ni me interesaba. Compañeros geniales y también aquellos que eran unos verdaderos petardos.
He navegado muchos emprendimientos así como vida empresarial siendo la proveedora de mi familia.
He tenido jefes inspiradores y también muy mediocres, de esos con los que aprendes que a veces te toca tragar sapo y te callas porque son tus jefes y ni modo (esa es una gran lección que me llevé a pesar de los sapos), eso sí, que maravilla no tener que aguantaremos más.
Nunca le he tenido ni miedo ni pereza al trabajo porque, como ya te dije, para mí todo trabajo te dignifica.
Qué quieres que te diga pero a mí me parece mucho más digna la persona que se remanga la camisa y dice qué tengo que hacer para ganarme la vida y salir adelante tomando acción, que la persona que se considera demasiado digna para ciertos trabajos y se queda esperando el ideal o que le descubran tirada en un sofá viendo televisión, mientras se endeuda y se queja.
Trabajar es honrar tus manos capaces de hacer, tu mente capaz de pensar y tu capacidad de ser útil a alguien más y ser remunerado por ello.
Hoy, después de unos 30 años (si contamos lo de la envoltura de regalos, claro) sabiendo lo que es trabajar en un espectro muy amplio, de corazón te digo que trabajes para aprender, o generar, pero siempre hazlo con la visión y encaminado hacia el trabajo que va a apasionarte y para el que estás llamado a hacer.
Si no te sientes llena en tu trabajo, no te conformes.
Si no está alineado contigo, mantente alerta para el que vas a saltar.
Si sientes que te falta algo, haz lo que sea por buscarlo.
Tengo cuatro años totalmente sumergida en mi emprendimiento del coaching y el desarrollo personal y puedo decirte que me siendo que he llegado a casa.
No fue fácil. No lo tuve claro desde siempre, más bien, aquí entre nos, siempre me sentía bastante perdida.
Tuve que pasar muchas experiencias y trabajos previos para aprender tantas habilidades de negocios que hoy puedo aplicar. Me he formado tomando certificaciones, cursos, talleres que hoy encuentro más alineados conmigo que con mi diploma universitario en negocios y hasta mi MBA.
Lo más emocionante es que siempre tengo ganas de aprender más, mi hija me pregunta «mamá ¿por qué te gusta tanto tomar cursos? a lo que yo le respondo, lo que me gusta es aprender» porque cuando estás en tu camino quieres aprender y saber y escuchar y acumular más conocimiento y entonces poder aplicarlo y es un subidón de emociones que se siente como montar unicornios alados.
Bueno, digo yo que más o menos así se debe sentir.
Y no creas, que el trabajo hoy me reta de mil maneras porque a veces fluyo y todo va super y entonces me surgen ideas nuevas que para realizar tengo que sobrepasar miedos y resistencias para llevarlas a cabo que me dan unos nervios que no veas.
En fin, sólo quería decirte que te pongas en acción y salgas a trabajar y que lo hagas en aquello que te hará vibrar.
Mi lema es que mereces una vida en que te levantes cada mañana con ilusión y te acuestes orgullosa de la vida que estás construyendo para ti.
No estamos llamados a ser burros de carga, sino unicornios voladores.
Si esa no es la vida que llevas… Haz el trabajo interior que tienes que hacer para descubrirte y… ¡Reinventate! Encuentra tu norte y tu propósito y sirve y trabaja desde allí.
¿Vives hoy alineada o sientes que necesitas encontrar ese norte?
Te agradezco que me cuentes para poder darte contenido y herramientas que te ayuden en tu proceso y te sean de valor y utilidad.
Mi trabajo es servirte a ti, dime que tipo de temas y herramientas te ayudarán mas en tu camino para escribirte sobre ellas.
Porque este escrito no es sólo para hablar de lo que significa el trabajo para ti o para mí, si no para resaltar la importancia de buscar siempre un trabajo significativo para nosotras donde nos sintamos vibrar.
Un abrazo, p.-