Este siguiente mes ha sido más agridulce…
Mar sigue adorando a su hermana y comiéndosela a besos cada vez que la ve pero, también se me está poniendo algo celosita, a fin de cuentas este rollo de la hermanita nueva parece que no se acaba nunca, no? Y claro, por algún lado le tenía que salir. Si el primer mes se le reflejó en que retrocedió en la ida al baño y estuvo en huelga de hambre varios días, ahora, le está dando por estar super demandante de mí. “Maamiiiii…!!” es su grito favorito y que utiliza a cada rato. “Quiero con mami” “qué mami me bañe” “qué mami vea televisión conmigo” “quiero pintar…jugar…comer…dormir… con mami!!!» Y pues bueno, Ana también me necesita así corro agotada para cumplir con una y otra… Y aunque hay veces, bastantes, que me provocaría salir huyendo despavorida, me tomo un segundo, respiro profundo, y afronto esta nueva realidad con estas dos personitas que me absorben por completo pero a las que adoro. Lo que más amo en estos días? Mirarlas… dormidas!! Los fines de semana que nos quedamos en la ciudad son un poco infernales, con Ana al pecho y demás necesidad y Mar trepada encima como un mico con la mamitis alborotada, así que seguimos haciendo de familia paseadora y hemos ido a la playa más veces, donde Ana no se involucra mucho aun pero Mar disfruta con su primo Adrián y todos pasan un buen tiempo. Con la enfermera está siendo como aprender a bailar con pareja nueva, qué tanda de pisotones! Y así poco a poco intentando que a nadie se le rompa el pie mientras hacemos un pulso en ver quién es la que marca el ritmo, que será guerra perdida para la contraparte porque para carácter el mío y no es el primer bebe… Además tuvimos prueba de fuego este mes… La enfermera cayó enferma una semana y ahí quedé “full time” con Ana. Todo hay que decirlo, cansón fue, pero no insoportable y aproveché a gozarme a mi hija y conocerle hasta el más mínimo ruido. También a establecerle las rutinas que quiero para ella y poner los parámetros muy claros. Lo cual sirvió muy bien cuando regresó la enfermera y ya nos estamos entendiendo algo mejor. En esa semana de ausencia estuvimos en el Valle, donde como siempre los niños gozaron hasta el infinito, en especial con los caballos y esta vez, con la piscina inflable.Una nube negra se paró sobre mis hijas y para cuando Ana cumplió los dos meses, estaba enfermísima con fiebres altas, vómitos, afónica, flema, tos y hecha unos zorros la pobre…. Y, efecto dominó, Mar se enfermó también, aunque no tan mal como la bebé. A Ana no la salvó ni estar en lactancia, medio Panamá está aplastado por el terrible virus del resfriado que se coló en mi casa y me atacó a las dos niñas. Sintiéndose ambas mal y por ende necesitando del cariño y atenciones de su mami, finalizamos este segundo mes con un desarrollo agigantado de celos de Mar que, no se manifiesta con la hermana, sino conmigo, montándome escenas por lo más mínimo. Por suerte, Mar sigue siendo divina la mayoría de las veces, en especial cuando salgo con ella sola, y Ana ya me regala las primeras sonrisas dedicadas a mí intencionalmente. Ahí vamos sobreviviendo a esta nueva situación de familia. A veces me siento abrumada, mucho más allá de mis posibilidades, así que trato de no plantearme mucho las cosas y tomar un día a la vez…