Ya ven, uno pestañea y… ¡ZAS! ¡el año avanza mes y medio! Desde el pasado diciembre ando con las metas del 2012 en la cabeza pero, la verdad verdadera, si uno no las pone en blanco y negro el compromiso se escabulle detrás de la postergación. Hay que escribir las metas del año y revisar su avance con cierta frecuencia si no, nadie le pone el cascabel a ese gato.
Aquí voy, cascabel en mano persiguiendo mis gatos, digo metas, sin ponerlas en orden de importancia sino como me voy acordando, estoy segura que algunas se asemejarán a las vuestras y aquí pongo mis ideas para cumplirlas, otras son más propias, a cada quién lo suyo…
MICRO: En función de que mi renglón de ahorros no se vea afectado como el año pasado y sea, además, cada vez mayor, he recurrido a la táctica de “esconder la tarjeta de crédito”. Y sí, porque son esos gastitos de: 15 por aquí 30 por allá, los que uno no cuenta en su cabeza, pero luego suman, y cuando viene el saldo a pagar ¡zas! descuadra todo el mes y se come lo pensado para ahorros. A vivir del cash que uno se designe para el mes, si se fue la mano pues ni modo, se apreta el cinturón y se controlan hasta los cafés hasta que toque entrada de nuevo. A ver cuanto duro en esta dieta económica…
MACRO: Cuando uno tiene hijos y metas que se quieren cumplir a lo largo de la vida hay que poner el patrimonio en orden (Dios no quiera pero, qué tal que faltemos…) y, sobre todo, invertir en lo más producctivo, o sea sé, que tenga una rentabilidad mínimo por encima de la inflación. Por el momento nuestro norte es invertir en oro que es lo único que da rentabilidad y estabilidad.
OJO A LA SALUD
Desde el año pasado ando con que me quiero hacer un chequeo general, no me fio ni un pelo de ese enemigo silencioso que es el cáncer y, para que ese gato no se me escape más ya estoy en contacto para hacerme una cita y me chequeen desde el pelo hasta la punta de los pies con una doctora en homeopatía que tiene un método para detectar cualquier enfermedad según no sé que cosa pero que ya les contaré.
Siendo padres de niñas chiquitas nuestras noches se van detrás de las hijas y, cuando finalmente se duerme la última, estamos cansadísimos, rogando que al otro no se le ocurra decir que le apetece salir (a muchos les suena familiar ¿eh?). Así que seguiré el consejo de mi amigaza Carolina de asignar un día de “WEEKDATES”. Miércoles, o jueves, donde Darío y yo haremos happy hour o, cine de cinco y una copa temprano, donde tengamos nuestro tiempo de hablar – sin Dora la Exploradora de fondo- tener nuestro tiempo juntos y aun así llegar a casa para ver y acostar a las niñas… O no, si el plan se pone bueno de vez en cuando les tocará la rutina nocturna con la nana mientras papá y mamá se toman la noche libre.
Si yo ando enredada igual están mis amigas. Entre maternidades, trabajos, maridos, parejas o exparejas, proyectos y los rollos de cada quien, cuando caigo en cuenta han pasado seis meses o hasta el año desde la última vez que me senté con muchas de mis amigas queridas. Con una de mis amigas, Peggy, hemos retomado nuestros almuerzos de 1ro de mes. A eso se le llama ¡ponerle el cascabel al gato y olé! Nos permitimos tener nuestras agendas a full pero, cuando es 1ro, sabemos que ese día almorzamos y nos ponemos al tanto de nuestras vidas y nos reímos un buen rato. Eso además me sirve de recorderis para, a la semana siguiente, comenzar a corretear a Katia para almorzar con ella, todo hay que decirlo y, ese gato es más escurridizo, pero para eso estoy escribiendo mis cascabeles en blanco y negro. Si, la amistad, como la pareja, ¡también se puede llevar con agenda!
Soy cristiana, católica, apostólica y defensora de mi fe y mi Iglesia, sólo que desde hace un par de años, con eso de la maternidad, me fui enredando y alejando de la misa y los asuntos de Dios… Excusas no válidas, lo sé, pero bueno es lo que ha pasado. Este año quiero ir andando lo desandado y volver a darle a Dios y la espiritualidad más espacio que el «Jesusito de mi vida» que rezo con Mar en las noches. Menos mal que el Señor tiene inmensa paciencia y me va a aguantar los pasitos lentos pero seguros que me regresen a El.
EL BLOG: Gracias a este blog no estoy tan oxidada en escritura. Echar mano del día a día es más fácil y, leer vuestros comentarios y ver que, aun cuando no subo ninguna entrada en un mes más de doscientas personas me visitan es super estimulante, ni hablar cuando escribo frecuentemente y llegáis a ser más de seiscientos visitantes en un mes, ¡es una emoción! Siento que, aun cuando lo que escribo es de mis experiencias y opiniones personales, de algún modo muchos os sentís identificados con algunas partes. A fin de cuentas somos tantas mujeres “jóvenes pero también maduras”, madres, profesionales, esposas, amigas, hijas, inquietas intelectualmente, deseosas de ser mejores en lo que siempre hacemos pero también sentirnos retadas por proyectos nuevos que, aun por diferentes caminos, vamos en la misma dirección por lo que es fácil identificarnos unas con otras. Vosotras con mis textos y yo con vuestros comentarios.
Mi meta de este año es mantener el blog actualizado con entradas semanales e incluir textos más variados que sólo de bitácora. Me refiero a escritos de opinión así como recomendaciones de libros, exposiciones, lugares, viajes, etc.
No me comprometo en meterme a escribir cuentos o novela porque eso requiere de una concentración y un espacio que en este momento no tengo.
LA COLUMNA: Bien, ésta… no existe, es un proyecto que me apetece un montón, tener una columna en una revista es una idea que quisiera se materializara desde el año pasado. Con Ana tan pequeñita he sido de lo más indulgente conmigo misma y no me he presionado nada para hacer que realmente ocurra. Aquí y ahora le pongo el cascabel a este gato, no se me va a escapar esta vez, por lo menos no se podrá decir que se me va a ir otro año sin intentarlo seriamente.
LA PALABRA LEIDA… Tengo una biblioteca respetable, siempre he sido una lectora ávida y variada pero, desde que entre en la maternidad no encuentro el tiempo para leer, ni el texto que me obligue a encontrarlo. Yo, que acostumbraba a leer por lo menos dos libros al mes, reconozco que en los últimos tres años apenas me habré leído cinco libros (y que conste que lo estoy reconociendo con vergüenza). Eso no va a ocurrir más, ¡he dicho! También es cierto que voy a ser menos permisiva, he acostumbrado a leer libros enteros del tamaño de un ladrillo que no me han atrapado ni maravillado, me los he tragado por eso de que “ya lo empecé pues lo termino”. Pongo en blanco y negro el compromiso de tener un libro siempre cerca, pero no voy a darle a nadie más de cincuenta páginas para atraparme, que ya son muchas, si en esas el escritor no cuenta conmigo que sepa que me de por perdida y que su texto va donado a alguna biblioteca por ahí mismo.
Ahí sí estoy tan oxidada que cada vez que veo un pincel me suenan las mancuernas a hierros arrastrados. Además, aun no he superado la crisis existencial que me llevó a dejar de hacerlo. No sé si me mida con los lienzos todavía… como dije aun tengo “issues” sin superar… pero tengo un par de ideas que incluyen pintar, aunque van más bien dirigidas hacia el arte utilitario. No sé si funcione pero aquí lo escribo, para que cuando mensualmente lea esta lista no pueda seguir indefinidamente con excusas tipo “el perro se me comió la tarea” y continuar postergando ponerme manos a la obra. Hace ya dos semanas que vengo con ideas y bocetos en la cabeza y aun no he puesto el motor en marcha, como dice mi hermana… es jodido andar con la primera dañada…
DE COQUETERIAS Y OTRAS VANALIDADES
En el 2011 me pasé la mitad del año embarazada y la otra mitad cuidando a un bebe recién nacido o de meses, si me decías que anduviera con coqueterías te hubiera contestado con un porrazo en el morro.
Este año prometo ponerle más cuidado pero, no olvidemos que yo soy yo: no me gusta ir de shopping, no sigo los últimos gritos de la moda y la comodidad es mi norte (lo que se aprecia en que muy rara vez uso tacones y aun más raro es que ande con blower). Los flats son mi transporte y la trenza mi peinado. Dicho lo propio haré un esfuerzo por vestirme más trendy (dentro de MIS parámetros). Ir a la peluquería al menos cuatro veces al año (las canas no perdonan) y tal vez, y sólo tal vez, me haré algún corte de cabello que me aleje de mi trenza, pero sólo tal vez, y si encuentro un peinado que sea de bajo mantenimiento.
El ejercicio ¡OLVIDENLO! Eso sí que va en contra de mis principios. Pero seguiré persiguiendo a mi marido para que me regale la maquina Vital-Plate y la usaré. Se supone que en diez minutos diarios va a ponerme un trasero más respingón que el de la mismísima Kim Kardashian, además de tonificarme el resto del cuerpo. Ya les contaré que tal me va y si es recomendable, si es que me la regalan de una buena vez que ando pidiéndola desde diciembre.
De cortar y remendar este año me planteo si me opero el pecho. Pasadas dos lactancias y reducida a un peso ínfimo, sin intención sino como consecuencia de tanta meta y tanto ajetreo, mi pechonalidad se ha visto reducida notoriamente. Pero, es que me da pereza un posoperatorio de un mes sin cargar a mis hijas y pánico que me dejen que ni yo misma me reconozca. Si me animo prometo escribir sobre ello sin adornos, para que sepan a qué atenerse.
Luego hay otro montón de pequeñas cosas que no escribo para no poner más cascabeles y no vaya a ser que de tanto gato me harte y lo mande todo al traste. Ya aquí escribí bastante como para darme un ataque de estress y bajarme otras cinco libras…. Poco a poco ¿no? Sí , eso, poco a poco…