Mis hijas tienen un parecido combinado a sus padres. Mar es igualita a mí… ¡ahora! Porque hasta los dos años esa niña era el reflejo de su papá, es que aún con el cordón umbilical unido a mí, y cubierta de una baba nada romántica, se podía ver que era idéntica a su padre. Cuando perdió el famoso “baby fat”, y se dio una estirada meteórica, ¡tarááán! entonces quedó a mi imagen y semejanza pero, cada vez que se sonríe, se le pone la sonrisa y los ojitos chiquitos de Darío.
A Ana la he proclamado mía desde bebe. Yo que he visto las fotos, y mi familia que me conoció de esa edad, concuerdan de que es clavada a mí a esa edad (sí, señores, sepan desde ya que en una época de mi vida YO también tuve cachetes). Por eso de tener el pelo y los ojos más oscuros que la hermana, ciertas personas salen con el qué “es Darío en nena”. Pues ¡no! (nada personal que a mí, mi marido me parece reguapetón pero, las cosas como son). Así que para muestra un botón, o los que hagan falta claro, y les mando una comparación en fotos.
UN PRIMER PLANO DE MI MUÑECA
UN PRIMER PLANO MIO HACE…¡UUUUUFFFF!
ANA… ESA BOQUITA ABIERTA QUE….
!HEREDO DE SU MAMA¡
ANA HACIENDO EQUILIBRIO EN SUS PRIMERAS PARADAS
Y AQUI SU MAMI EN LOS PRIMERO PASOS
MAS DE ANA…
MAS DE SU MAMA…. ENTIENDASE, DE MI…
Ahora bien, si no me van a dar la razón, tampoco me lleven la contraria ¿vale?
esas primeras expresiones vuestras y esos primeros pasos, nos anuncian que esa bella creativa vida de paola se prolongara . . .
Me encanta tu blog, ve pensando en cómo harías un libro de tus experiencias con ellas.
gracias Lupita, que bueno que te guste 🙂 por ahora es mi salida de escape para mantenerme escribiendo y compartiendo