(fotos por: Yolanda Vicente)
En mi casa las demostraciones de amor, besos, abrazos y «te quieros» son una constante durante todo el día. «Sí, mamá, ya sé que me quieres» me dice Mar con cara de paciencia (pero sonriendo ¡picarona!), me da igual que me responda eso, igual le digo 100mil veces diarias que la amo porque, cuando de la nada me dice «Mamá, te quiero, de aquí a la Tierra de Nunca Jamás y con Jake y hasta la luna y con los marcadores de colores» se que me está dando una autentica declaración de amor absoluto. Y nadie puede dar de lo que no conoce.
Ana, a su año y medio, le pides besos y va a dártelos enseguida. Besa a todas las muñecas (en especial si son bebes…o Barbies ¿?) y parece esas máquinas de hacer burbujas pero !tirando besos! Yo le agarro esos mofletes que tiene y la besuqueo y apapucho hasta que me dice seria y medio brava «mamá ¡ño!», que es su abreviación de «déjame en paz, pesada, o te monto un berrinche en un minuto que ¡vas a ver!».
Por supuesto que yo no soy la única que las acaramelo.
Siempre me acuerdo de una vez que un amigo, Diego Fábrega, me preguntó por mis hijas y yo le dije el típico «Están para comérselas», él me contestó «¿Ah, sí? ¿para comérselas? Pues ¡cómetelas ya! que si no, en diez años, te arrepentirás de no haberlo hecho». ¿Será….?
Mientras me decido si les meto diente me las como pero a besos, y de paso aprenden a besar, abrazar, quererse y demostrarlo.
(Fotografías por Yolanda Vicente
FB: Yo Vivente / Email: yovicentee@gmail.com/ Cel: 6884.2643)