Los Carnavales son «la vaca sagrada» de las vacaciones en Panamá. En estas fechas nos escapamos en plan familia a la playa.
Como han sido varios días seguidos (daahhh, como todos los carnavales) nos ha dado para hacer de todo. Así un par de tardes fuimos a jugar al parque donde trepan y se suben a todo y nos ponen a los demás en el mismito trepaquetesube con la diferencia que, este cuerpito tropical, no está para tantos menesteres sin quedar hecha polvo, pero ahí estuve ¡defendiendo los papeles!
Aprovechamos a compartir mucho con amigos, así llegó Doris y su clan (entiéndase marido y las dos niñas que son de las edades de las mías) y gozamos de atardeceres en la playa que, además de jugar con los niños, la tarde venía con champañita incluida ¡que también que contentar a los grandes!
Y en la noche ¡a poner a trabajar la barbacoa! cena, en plan adultos. Que bien se agradece poner a un lado el mundo Disney por un rato.
Pero ¿qué no eran carnavales? pues como ya escribí, la nota la puso Vilma Duque con sus culecos, y tuvimos nuestros quince minutos de mojadera como establecen las reglas.
Y ahí no acaba la cosa, también -entre otras actividades y mucha piscina- fuimos al «zoo» donde Mar estaba seriamente preocupada porque, como las cabras comen de todo, esa se querría comer su vestido de baño.
La playa es una gozada que, cuando vemos las tormentas y frentes fríos que hay por el norte, es como sí tuviéramos que aprovecharla doble, por nosotros y por los que están congelándose el trasero en otros lares.
Estas son las súper amiguitas de las niñas en la playa. No comparten escuela, ni parque, ni se ven en la ciudad pero, en la playa, son las chicas super poderosas. Al final, es con ellas con quienes seguro van a crecer juntas como el «lote de la playa», que claro, también incluirá a los chicos Barría. Aquí mis hijas con Franchi, Ushi y Tini Calvosa y bueno, a la espera de la cuarta Calvosa que viene en camino (los hijos de los hijos de mis hijos no tendrán comida ¡por familias numerosas como esta! 😉 ).
La que dio la talla y se portó como un gigante a pesar de ser chiquita fue «nuestra charquita». Ahí estuvieron las niñas como poco dos veces al día y, aun con las dimensiones, dio para que se divirtieran las niñas y sus invitadas sin caerse unas encima de otras (por ahora, en cuando crezcan los accidentes van a ser de esperarse…)
Y ¿creyeron que eso era todo? pues no, hubo que sacarles momentos al día para sentarse a trabajar porque, que sea carnavales en Panamá, no significa que el resto del mundo ande en el mismo tren…
Además, aun me dio para leer (que es que sin lectura no puedo vivir) un libro que, finalmente, vale la pena los ratos que le robo al sueño para leerlo -ya se los reseñaré cuando lo acabe-.
Después me preguntan ¿cómo haces para estar tan flaca?
¡¡¡Traten este ritmo!!!!
que lindas las palabras que nos tocan!! nosotros tambien los queremos mucho… y asi será!, sin comida para todos, pero con mucho amor seguiremos siendo «el GRAN lote de la playa».
el montón de chicas Vàsquez y Calvosa y el par de Barrías… toda una pandilla!!!
que lindas las palabras que nos tocan!! nosotros tambien los queremos mucho… y asi será!, sin comida para todos, pero con mucho amor seguiremos siendo «el GRAN lote de la playa».
el montón de chicas Vàsquez y Calvosa y el par de Barrías… toda una pandilla!!!