Entre las 7:30 y 8:30pm yo lo llamo «La Hora del Vampiro». Es el tiempo en que ponemos el agua de la ducha, correteamos a las niñas, la empelotamos y entran al agua (y no siempre están en la mejor disposición). Las baño, Darío seca y empijama a Mar mientras seco, visto, le hago gracias, la abrazo y pongo a Ana a dormir; luego alcanzo a Mar y me la llevo a su cuarto para el cuento, rezar y dormir. Es el tiempo en que: no me llamen, no esperen que conteste emails, chat, whatsapp ni me concentre en conversaciones trascendentales -en realidad de ningún tipo-. A menos que su nombre sea Mar o Ana, y sean sangre de mi sangre, lo único que les puedo garantizar es que NO tendrán mi atención.
La Hora del Vampiro ha acabado bastante con mi vida social. Algo tiene que ser realmente bueno, o que yo tenga muchas ganas de ir, para que me compense no estar con mis hijas a la hora de dormir. Simplemente me encantan esos momentos en que estrechamos nuestros lazos de complicidad. Esas gracias con Ana, darle masajes, cantarle -y miren que eso lo hago bastante mal- y ese abrazo antes de ponerla en la cuna. Esas conversaciones, miles de «te amo» y juegos con Mar en su cama antes de que se duerma… Mis delicias…
No conozco los bares de moda y hace rato que no veo un estreno en el cine pero, no me cambio por nadie, este es mi mejor plan ¡¡and I love it!!
Love it too !!! Besos