El martes pude constatar de que -definitivamente- Cenicienta no calzaba Jimmy Choo. ¿Cómo lo supe?
Me invitaron al lanzamiento de la última colección de la boutique y lo pude deducir por dos conclusiones contundentes:
Primero, porque hay modelos realmente ex-pec-ta-cu-la-res y, sobre todo, porque sí vas a pagar un promedio de 800 dólares por un par sandalias… ¡no hay carroza, calabaza, ratones, príncipe azul, ni historias de hadas por el que dejes uno de esos zapatos atrás!
Hojala los deje Cenicienta para yo encontrármelos antes que el principe azul…
si, y que además se le caigan ¡los dos! para no dejar las cosas a medias, claro…