Es que lo maravilloso de ser mamá son las ocurrencias que tienen nuestros hijos, con una sola nos sacan risas (compensando las pataletas que les dan que nos sacan canas) Aquí les cuento otra anécdota de mi hija Ana
Aprovechando que el martes 1ro de julio fue libre en Panamá, nosotros nos fuimos a pasar el día a San Blas con la misma logística que les detallé en San Blas por el día.
Como la vez pasada, después de un día de mucha playa y mar, al llegar a tierra firme enjuagamos a las niñas con agua dulce, las empijamamos y ¡al carro! Cuando llegamos a casa están fundidas y sólo las pasamos a su cama.
Pues bien, a la mañana del día siguiente Ana reusó pasar por la ducha para el baño propiamente dicho. A media tarde la veo tocándose los oídos y, con cara de sorpresa, sin más me suelta:
–¡Mami! ¡Tengo galleta en la oreja!
-¡No, mi’ja! Lo que tú tienes es arena por no haberte lavado la cabeza en la mañana
–Ahh…
Me la comí a besos. Creo que no me había reído tanto desde la del pollito. ¡Amo a mi brujita loca!