Sí, sí, ya sé. Estoy más desfasada que los villancicos en abril. Aquí en Panamá nos quitamos el maquillaje de la noche de Halloween con una mano mientras con la otra vamos guardando las calaveras, calabazas y telarañas que, al día siguiente, el 1ro de noviembre, amanecemos en el mes de la patria con un banderón colgado de la puerta, otro en el auto y uno más del balcón.
Además del montón de banderas noviembre está sembrados de días feriados y, pues eso, yo me fui a la playa y me tomé licencia para subir esta entrada a destiempo… canita al aire en el blogueo se podría decir…
Cuando llega la fecha de Halloween se monta una controversia de dimensiones épicas. Que si es una celebración diabólica, que si es pagana, que si es de cristianos antiguos, que si es brujas o de santos, que si es gringa o mexicana ¿Qué no podemos gozar disfrazándonos y haciendo una actividad divertida para lo niños sin tanto rollo? Porque realmente es de origen celta y nadie andaba matando gallinas ni haciendo cocteles de sangre por ahí.
Aquí orígenes y leyendas de Halloween
Origen de La celebración de Halloween…
La palabra Halloween es una abreviación de All Hallows’ Eve, ‘Víspera de Todos los Santos’ pero, su origen es tan antiguo como los celtas y su celebración conocida como Samhain. Esta era una fiesta que marcaba el año nuevo céltico, el cual coincidía con el final de la temporada de cosecha y daba comienzo al nuevo año con la temporada oscura. Los celtas creían que con la llegada de esta fecha se estrechaba la línea entre este mundo con el Otro Mundo y los espíritus podían cruzar de un lado a otro y llegaban a las puertas de las casas. Las personas usaban trajes y máscaras para ahuyentar a los espíritus malignos.
Posteriormente los romanos ocuparon las tierras celtas y asimilaron esta celebración que se mezcló con la suya propia de la “Fiesta de la Cosecha” y entonces (bueno, al rato) llegamos los cristianos…
Con tantas culturas paganas insertadas, tan llenas de celebraciones propias, era más sencillo cambiarle el nombre a una festividad que eliminar la costumbre. Así, por el siglo VI movieron la celebración cristiana de Todos los Santos del 13 de mayo al 1 de noviembre y ¡asunto medio resuelto!
Con la hambruna en Irlanda (tierra de celtas) en 1840, la migración a América fue masiva y la celebración llegó al nuevo continente hecha una sopa entre la celebración de los muertos de sus antepasados y la víspera de la celebración cristiana de Todos los Santos. A partir del 1921 se comienza a celebrar popularmente con desfiles y otros despliegues y, es debido al cine estadounidense, que llega hasta nuestros días con toda la tónica de terror y miedo y se vuelve la bomba comercial de hoy en día.
Yo celebro con mis niñas el día de disfrazarse y juntarse con otro montón de niños a pedir pastillas y, este año, con eso de que Halloween cayó en viernes la semana entera se estuvieron disfrazando para una fiesta tras otra. Ahí hubo que lavar disfraces a toda prisa para el reciclaje. En serio, quedé agotada de tanta producción diaria…
Y ahí no acabó la cosa, que el sábado seguíamos de «Trick or Treat» ¡hasta en la playa!
Este Halloween el traje de Elsa (Frozen) de la celebración de su cumpleaños trabajó parejo, al igual que para dos mil niñas más. Había tantas Elsas por todos lados que ¿No creen que era lo más parecido a un mal trip de LSD? De todas maneras en mi casa el Premio al disfraz más usado este año: LA MUJER MARAVILLA ¡eso! ¡¡Girl power!!
En fin, que mis hijas tuvieron una estupenda semana de Halloween y una cita con el dentista en un par de días. Que de las celebraciones uno tiene que quedarse siempre con la parte que haga recuerdos lindos y sean motivo de risas para nuestros hijos. Y que mis hijas, por lo que me encontré por ahí, llevan la disfrazadera en la sangre y ¡lo que se hereda no se hurta!