¿Te has encontrado buscando respuestas a preguntas que son tan intimas y propias que no ves como puedes cuadrar en respuestas genéricas o en blueprints que funcionan para todos?
Sabes, veo gente corriendo, haciendo consultas desde el coach hasta el brujo, comprando cursos, buscando la felicidad en hacer más, tener más planes, llenar más su agenda, como si parar significará dejar de alcanzar.
Vivimos en un frenesí, y más en estas fechas, donde muchas veces no tenemos el espacio para escuchamos a nosotros mismos entre los villancicos, lo que tenemos pendiente y planificar el próximo año.
Bueno, vivimos en un mundo en que el estar siempre corriendo y teniendo 20 proyectos a la vez es lo aplaudido y, claro, en río revuelto difícilmente se ve el fondo.
Creo que todos somos seres completos y tenemos todas las respuestas en nosotros, en nuestro fondo, y para alcanzarlas tenemos que invitar al silencio.
Tenemos que detenernos reconectar con nosotros mismos y nuestra profundidad.
Es ahí, cuando nos conectamos con la suspensión y dejamos calmar las aguas, cuando hacemos una parada para conectarnos con nuestro interior y nuestra intuición, que tenemos acceso a nuestras respuestas, que nuestras interrogantes encuentran su pareja.
Las revelaciones más grandes, que me han dado mayor certeza, han venido a mi como susurros en momentos durante meditaciones.
Respuestas a inquietudes del momento o frases que traían las respuestas a inquietudes aun no formuladas.
Voy a darte sólo dos ejemplos de los muchos
La primera vez fue cuando en medio de la incertidumbre de mi tratamiento de cáncer y el desplome de mi empresa una frase paso rozando mis oídos “Dios y el universo te sostienen sólo tienes que dar el siguiente paso”.
Y eso hice, me aferré a esa respuesta, confié y no permití que nada me paralizara, di constantemente pequeños pasos sabiéndome sostenida y salí de todo adelante.
En otra ocasión, después de terminar mi segundo tratamiento de quimioterapia, que fue bastante malo, estaba meditando cuando así mismo una frase suelta al azar me susurró al oído para perderse detrás de mi nuca: “En éste período vas a estar bien”. Abrí los ojos asombrada porque no es algo en lo que estuviera pensado en el momento, pero esa respuesta vino a mí. Y así fue, fue el único período donde no tuve mayores complicaciones a las regulares en estos casos.
Podría darte muchos otros ejemplos pero si sigo ¡me dan ganas de dejar este escrito y ponerme a meditar!
Es en esos momentos de silencio que nuestra conexión con toda la sabiduría es un canal inmenso que se convierte en nuestra mejor guía, nuestra mejor brújula.
Te animo a que incluyas la meditación a tu vida.
A que te detengas en el camino e incluyas momentos de silencio para que puedas conectarte con las respuestas alineadas contigo misma que te están esperando en tu silencio.
Si piensas que no tienes tiempo de meditar o no sabes como hacerlo te invito a que te bajes la meditación guiada de solo 15 minutos que tengo gratuita aquí arriba en el encabezado de la página.
En solo 15 minutos podrás conectarte contigo misma y la energía que te rodea, porque es en esos momentos que paras, que te escuchas, donde realmente avanzas y realmente alcanzas.
Esta es la misma meditación que yo escucho a diario dentro de mi ritual de las mañanas, espero que la uses y sobre todo que te sirva para entrar en el silencio donde están esperándote todas tus repuestas.
Un abrazo, p.-
Gracias, Paola. Excelente.
Que bueno que te haya gustado Marilyn!
Me encanta escuchar el silencio es en ese momento que en mi corazón escucho la voz de Dios susurrándome las respuestas.
que maravilla Pilly, y cómo te ha hablado este año para que guíes con tu propósito, un beso, p.-