Hago primero la salvedad que yo no tengo afiliación política alguna, siempre me he declarado oposición independientemente de quien esté gobernando, a fin de cuentas, considero que, para que a uno le digan que todo lo hace bien, cada quien tiene a su mamá.
El martes 30 de agosto, cómo todos los panameños, quedé alucinando a colores con la ruptura de la alianza de gobierno que, en cierta manera, era crónica de una muerte anunciada, sin embargo nadie se imagino el momento ni, mucho menos, las formas. Aunque, ¿podría haber sido de otra manera teniendo en cuenta la conducta y personalidad de nuestro Presidente?
En estos dos días he aprovechado para preguntar a diferentes personas, sin hacer alusión a este tema, que es lo que consideran más imperdonable y, curiosamente, la mayoría dijo “la traición”. Porque es trago bien amargo que te apuñale por la espalda aquel en quien confiabas. Sí, sí, ya sé, en este caso los puñales vinieron de frente y sólo la estocada final llegó de incognito.
Hoy, todos somos Juan Carlos Varela, porque todos podemos identificarnos con el estupor del traicionado. Varela aguantó estoicamente, y como un caballero, miles de provocaciones y desaires hechos por el Presidente y sus colaboradores que buscaban retarlo para que fuera él quien rompiera la alianza y poder así lavarse las manos de toda culpa. Definitivamente, dentro del gobierno, Varela tenía una posición de alto perfil, mayor exposición nacional e internacional y además de voz, voto. El panameñismo estaba posicionado en Ministerios y vice Ministerios, además de otros puestos diplomáticos y de gobierno, con una plataforma más propicia en aras de buscar la Presidencia para el próximo periodo, por más de que, hace rato, a Martinelli y al Cambio Democrático ya se les veía el plumero de que se lanzarían con candidato propio para el 2014.
Con la inscripción abierta al Cambio Democrático, este partido se sintió fuerte y suficiente para gobernar solito, ahora y para la próxima, y más rápido que volando olvidaron la alianza que los llevó al poder y las promesas hechas. Será porque para honrar la palabra de caballeros hace falta ser caballero…
Una vez más el panameñismo aguantó, sin duda de porque le convenía políticamente, pero el Presidente no aguantó más. Y es que veamos, las encuestas resaltan a Varela, quien cada vez toma más fuerza para las elecciones del 2014 (El Cambio Democrático sigue siendo a “a one man show”, y hasta que Martinelli no se las apañe, que ya lo hará, para reelegirse, no tienen una figura fuerte que le haga frente a Varela), le guste o disguste a quien le toque, Varela es, hasta ahora, el favorito, y hay egos de macho alfa que no aguantan esas cosas. Para colmo el Panameñismo no le estaba bailando su música a la hora de aprobar leyes, como la segunda vuelta, o intentar indemnizar con millones a allegados, como con el terreno de Paitilla. La alianza, para el Presidente, tenía sus días contados y hay que reconocer que apostó bien políticamente (porque la política es sucia) en cortar con la alianza !pero ya! Y, aunque las forma fue mas que riesgosa y deplorable, apostó a sabiendas que la memoria del panameño es corta.
Porque…Hoy, todos somos Juan Carlos Varela pero, aun faltan dos años para las elecciones, de aquí a allá… quién sabe… Si la alianza la rompe más cerca de los comicios hace de Varela y el panameñismo mártires y héroes que le comen las elecciones. Pero con todo este tiempo de por medio… ¿Acaso no vemos que ya nadie se indigna por los hechos de Bocas del Toro? ¿Por las concesiones de la minería? ¿Por la manera, tan parecida a ésta en lo forzado y amañado, en que sacaron a Ana Matilde Gómez? ¿Por los envenenamientos? ¿Por los hechos de corrupción tan a la vista que sacan ojos?
Si las elecciones fueran el mes que viene y tal vez hasta dentro de seis, con esto, Varela arrasa, y no sólo porque podamos identificarnos con el traicionado, si no porque hay que reconocerle que es todo un caballerazo. Qué manera tan digna de afrontar el asunto, soy apolítica pero señores, me quito el sombrero, ¡Qué clase! ¡Qué lección de altura!
Juan Carlos Varela no la va a tener fácil de Vicepresidente con un gobierno y un gabinete que se la van a hacer de cuadritos donde apenes llegue le van a cantar la de «una de estas cosas, no es como la otra…», y ojo, que Martinelli, como no le garanticen la segunda vuelta, la reelección y la estadía vitalicia en Las Garzas, le va a aplicar la verdaderamente bonita. Se va a ir del país por quince días para que le toque renunciar a la Vice Presidencia o, quedar de Presidente temporal y ahí sí, apaga y vámonos con su candidatura para el 2014.
Mientras, esperemos que la memoria no nos traicione a nosotros. Que cuando estemos ante la mesa de votacion en dos años no nos falle… que no olvidemos…