Pertenezco a la generación de Sex and The City (bueno no me voy a tirar edad por gusto, soy un par de años menor), mujeres que en nuestros tardíos 20 y tempranos 30 rumbeamos cuando la serie estaba al aire y estrenando capítulos. Se fumaba en bares y discotecas, llevamos al renacimiento a los martinis con el Apple Martini y los Cosmopolitan, éramos independientes, profesionales y sin muchas obligaciones tirándonos el salario encima según nos diera la gana (viajes, restaurantes, zapatos y carteras de marca entre otras) . Las torres gemelas representaban Manhatan y aunque no viviéramos en New York sabemos quien era Giuliani.
Sex and the City cambió la forma en que nos relacionamos. Por primera vez hablar abiertamente de sexo no sólo no estaba mal sino que era cool. En especial a aquellas que vivimos en Latinoamérica, nos encontramos que ya no era un tabú o algo de esconder, nos quitamos la careta de santas inocentes y orgullosamente nos declaramos en derecho de reconocer que, de algún modo, todas tenemos algo de Samantha adentro.
A los hombres también les cambió la escena. Ven a unas mujeres juntas y, sí se han acostado con alguna, se ponen a sudar. Un amigo me reconoció que “después de Sex and the City toca poner el triple de esfuerzo en el ‘desempeño’ porque no se puede perder de vista a la audiencia” y con eso se refería a las cinco amigas, promedio, que sabrían al día siguiente todos los detalles y que a su vez le dirían a otras con nombre propio, medidas, y acciones especificas.
En fin, cuando la serie acabó nos sentimos dejadas por unas amigas. Aunque lo que realmente pasaba es que crecíamos y dejábamos atrás más que sólo al cuarteto, se nos escapaba una etapa de nuestras vidas. Al igual que a Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte, parejas estables y hasta hijos empezaron a marcar nuestras vidas. El final de Sex and the City fue el final de una era.
Con ganas de mantener una conexión busqué, por aquel entonces, el libro de Candace Bushnel “Sex and the City” que originó la serie, casi me infarto de lo “nada que ver” que es ese libro. Pero, hace unos días una amiga, Ana Guardia, me regaló el libro de Cindy Chupack “The Between Boyfriends Book” porque consideraba que el estilo de escribir de la autora se parecía al sarcasmo de ciertos de mis escritos. Resultó ser que Cindy Chupack fue la guionista de la serie Sex and the City. La que realmente convirtió a las cuatro protagonistas en las chicas con las que nos identificamos, las situaciones en las que nos vimos y los diálogos de los que nos reímos. Este libro es como una versión nueva de la serie (no voy a entrar a comentar las películas) o al menos de esos momentos en nuestras vidas y casi podría decir que, Cinty, es la Carrie que se nos fue.
Y eso es todo. Les paso el dato para las vivieron y viven la serie, sean o no de la misma generación, y para las que quieran revivir un poco de esa etapa, y esos temas que nos marcaron tanto. Este libro está bueno para pasar el rato, recordar viejos tiempos y, en mi caso, respirar aliviada porque que ya estoy fuera del mercado… ¡Uf! Como me divertí pero, también, ¡qué de dolores de cabeza me acarreó mi soltería!…