Ya ven, yo he pasado por contracciones musculares que hacen parecer a Robocop como un instructor de yoga y no he bajado el ritmo por eso. Pasé por una cirugía donde me quitaron la tiroides y a los dos días estaba llevando a mis hijas cargadas a conocer la nueva tienda de Lego. Y ahora, de repente, quedé en cama, literalmente EN CAMA. Todo por querer cambiar de profesión a estas alturas…
(Primero que todo quiero aclarar que, la verdad, no sé como en Grey’s Anatomy les da para tanto relajo porque si realmente estuvieran cuidando enfermos no les daría el tiempo -ni las fuerzas- para estar tirándose a todo el personal)
Nueva profesión temporal: Abnegada enfermera (porque también las hay bien amargadas). Hace dos semanas Ana estuvo enfermísima, el doctor pensó hasta meningitis, dengue o mononucleósis. Ahí estuvo Nurse Paola. La semana pasada Mar fue la que empezó con las fiebres altas y vuelta para el doctor. Otra vez dedicación, ya sólo me faltaba el vestidito con la cruz roja, la cofia y las crocks blancas.
En fin, que llega el viernes y no me lo podía creer, finalmente las niñas estaban sanas, ambas. Y el sábado que a mí las fuerzas se me escapan por los pies y a duras penas me puedo levantar de la cama unas horas ¡Enfermera contagiada! Hay que joderse…
La gente del Grupo Emi que fue mi salvación. Me fueron a atender a la casa en pleno domingo en la noche y ante lo que la doctora calificó de «unas amígdalas horrorosamente infectadas» empecé con los antibióticos inyectables desde esa misma noche. Menos mal porque ayer no hubiera podido ir al doctor, casi no he podido agrupar fuerzas suficientes para salir de la cama. ¡¡Primera vez en mi vida que estando en casa no alisto YO a mis hijas para ir a la escuela!! ¡¡Primera vez!!
Desde esta maluquera he descubierto varias cosas interesantes:
1.- Que con Emi no hay que ir al doctor porque el doctor puede ir a ti.
2.- Por un lado a mis hijas no les pasó nada porque las alistara la nana para ir a la escuela y, por otro, que facilidad tienen los niños para recuperarse y salir de tamaño malestar como si no hubieran estado medio muertas dos días atrás.
3.- Mi madre, que va de que se le mide a lo que sea, se le pusieron los ojos cuadrados del pánico cuando le dije que me inyectara el antibiótico.
4.- Mi hermana Beatriz es bastante buena poniendo inyecciones, mucho mejor de lo que pinta (aquí entre nos, parecía que fuera a ser algo carnicera y resulta que tiene mano)
5.- Curiosamente Lola supo quien era la enferma en cada momento y se acuchurrucó con cada una según su turno de convalecencia ahora, obviamente, está de ovillo conmigo, se ganó el título de Enfermera No.1
Pero lo más sorprendente que he descubierto es que: LAS MAMAS… ¡¡NO SOMOS INVENCIBLES!! y a pesar de eso, el mundo sigue girando…
Interesante… muy interesante…