Por el día del padre pasé la mañana con el mío y mis hermanas sufriendo el frustrante partido de Alemania con Mexico, no solamente no se vieron jugadas buenas con unos mexicanos pegados a la pata sino que encima nos metieron un gol. Estamos empezando, nos sobrepondremos. Ver los partidos de Alemania para la Mundial de futbol es un clásico con mi padre siempre, así en camiseta, gritos y euforia colectiva familiar.
En la noche recibí a mis hijas que habían pasado el día muy contentas con el suyo y me quedé pensando y dándole vueltas a la paternidad, la que viví como hija y las expectativas que tenemos de los padres de hoy ¿Qué tipo de paternidad vivimos nosotros? ¿Qué esperamos hoy en día de los padres? Si ya los parámetros no son los mismo ¿Qué es ser un buen padre?
Todos tenemos recuerdos de cosas que aprendimos de la mano de nuestro padre y ¿sabes? yo tengo memorias vívidas de niña de cómo el me enseñó a nadar en un pantano y montar bicicleta en los Pirineos españoles cuando ya parecía que jamás lo iba a conseguir (no dominé las dos ruedas hasta los 10 años).
Me enseñó a ser justa y leal hasta el tuétano, comer hamburguesas, ir contra la corriente y que el compromiso de la palabra es inquebrantable (las primeras y las últimas me han enseñado en la vida que eso son valores aprendidos y no universales).
Recuerdo que fui de las primeras personas de mi generación -ya no digamos del pueblo donde vacacionábamos- en usar un “walkman” donde yo escuchaba casettes de Mocedades, Mecano y Julio Iglesias, creo que aprendí a cantar «cucurrucucú, Paloma» antes que los pollitos dicen.
Creo que la única niña en todo España que sabía que era el “country music” en los 80’s y que en América a los estadounidenses no se les decía yanquis sino gringos.
Me enseñó que los domingos en misa uno no da ni el sencillo y un dólar, sino el billete más grande de la cartera, porque es para las obras de Dios y se da callado y en anónimo, «que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha».
Entre otras muchas cosas, también aprendí gracias a él, que tenía que llegar a ser padre para poner la música que yo quisiera en el carro y jefe para controlar en la oficina la temperatura del aire acondicionado a mi gusto. Dos cosas que parecen pendejadas pero que no vieran la satisfacción que me da ejercerlas y cómo influyeron en hacer de mi a ladyboss.
Creo que muchos hemos tenido relaciones fluctuante con nuestros padres, somos la primera generación que amplió sus expectativas y retó la línea de la paternidad rígida.
La mía también fue así pasada la niñez, pero si hay algo que puedo decir es que mi padre ha demostrado que cuando se para a mi lado está ahí para mí.
Definitivamente viendo en perspectiva la lealtad ha sido un valor calado hasta los huesos y que mi padre ha demostrado personal y profesionalmente siempre, siendo un ejemplo y elevando los estándares comunes de compromiso para nosotras.
Hoy, veo la paternidad y veo que ya no son los tiempos de nuestros padres y menos de nuestros abuelos. Los roles han variado. Y la verdad que sin parámetros de referencia, los padres de hoy, se enfrentan a unas expectativas muchas veces más que confusas.
Antes, la situación era más sencilla, las funciones eran menos y más claras. Un padre debía proveer a la casa e imponer disciplina. Todo lo demás era añadidura.
Hoy, con una mujer igualmente proveedora y unos métodos disciplinarios a prueba (porque la correa de antaño demostró aportar más taras que soluciones) a los hombres se les corrió tapete y se les lanzó al ruedo desarmados.
Así, poniéndole el pecho (a falta de más nada) se enfrentan a la paternidad.
Esperamos de ellos que sean firmes pero cariñosos.
Proveedores pero presentes.
Hombres pero que también cambien pañales y cocinen.
Que ofrezcan calidad “Y” cantidad de tiempo.
Que sepan corregir sin dejar de apoyar.
Que den directrices sin imponerse.
Que pongan límites sin ser castrantes.
Que enseñen a desenvolverse y aprovechar las oportunidades sin faltar a los valores.
Que defiendan pero dejen experimentar.
Que sean el arco protector y el pañuelo que enjuague lágrimas.
Que sean el padre, el proveedor y el amigo.
En fin, que la tienen compleja.
Merecen su día y sus regalos aquellos que ponen ese esfuerzo y desempeño en esta tarea faraónica y enigmática.
En especial para todos esos padres que lo logran o, al menos, se dejan el pellejo en el intento. A fin de cuentas la paternidad está en constante metamorfosis y, apenas piensen que se saben las respuestas, les cambiarán las preguntas.
Lo maravilloso: Cuando se hace bien, o lo mejor posible, esos niños y adolescentes se convierten en hombres y mujeres con una salud emocional sana que se convertirá en su mejor herramienta enfrentar el mundo y cuando se caigan, que lo harán, sabrán levantarse y seguir adelante.
Este es el nuevo rol del padre: formar hijos que tendrán el valor, las ganas y la confianza de abandonar el nido porque sabrán que, por más lejos que vuelen, ahí estará siempre, abierto para que recuperen fuerzas, reciban apoyo o una palabra de aliento (Vamos, que no se acaba nunca).
Sin embargo aun cuando se han añadido roles y ser un buen padre es pasar tiempo con tus hijos, escucharlos y apoyarlos eso no deja de lado que se es cuando también se responde por ellos y su sustento.
Es una lástima las estadísticas y realidades que existen en nuestro país de padres que dejada la pareja se desentienden de la responsabilidad económica que representa un hijo para su educación, vivienda, alimentación y los gastos que involucran.
El tener un hijo no te convierte en buen padre, el entretenerlo y pasar el rato con él pero no proveer para su manutención, no te convierte en buen padre y, el sólo poner dinero pero no darle sustento emocional, tampoco te convierte en buen padre.
Ya dije, es rol es hoy más completo, por ende más complejo, más retador y pide de los hombres de hoy un compromiso más integral para ser buenos padres de verdad.
Hoy en día, además de padre proveedor hay que ser padre que cree relaciones afectivas sólidas y permanentes con los hijos. Que de los instrumentos, incentive y apoye la independencia pero sin el desarraigo.
Esos padres son biológicos, pero también adoptivos, voluntarios, asumidos y muchas veces son abuelos o madres que son padres también. Así que en vez de decir “Feliz día del Padre” diré…
¡¡FELIZ DIA A TODOS LOS QUE EJERCEN ESTA NUEVA Y COMPLETA PATERNIDAD!!
Cuéntame ¿Cuál es el valor más fundamental que aprendiste de tu padre y tu memoria más entrañable?
Un abrazo, p.-
Buen día
Mí nombre es Patricia Sánchez.
De mí padre aprendí la importancia de ser noble, agradecido, el valor de la responsabilidad. Aprendí que lo sencillo no es simple, que el amor se demuestra con hechos. Aprendí la importancia de un hombre detallista, proyector y caballero. Sin duda, aprendí lo bello que es ayudar a otros . Con él aprendí a jugar dominó y que en silencio se puede observar sin juzgar.
Hola Patty que lindos valores y lección de vida tan buena de ver el domino como un juego en silencio para observar sin juzgar, así deberíamos «jugar siempre» gracias por compartir, un abrazo, p.-
Hola Paola!Me encanta como escribes!!
mi papa me inculco valores, uno de ellos es el respeto hacia los mayores. Pero el respeto lo veo mas bien como un sentimiento.
Hola Jenny, mil gracias! que bueno que lo que escribo resuene contigo! los valores se sienten, como propios, como parte de la vida, como pilares, gracias por compartirme, un abrazo, p.-
Hola Paola, mi papa me enseñó a ser constante, nunca me impuso hacer una tarea, en cambio me inspiró mucho realizando sus labores y obteniendo resultados.., Una frase celebre de él «Hechos no palabras» jejeje no le gustan las excusas, sin embargo entiende cuando alguien simplemente no puede o no le apetece. Su energía, su constancia, sus ánimos de trabajar y siempre estar allí para ser tu google de aquel entonces… Jejeje es que sabe de todo, lo que le preguntara mi papá tenia la respuesta.
Me enseño a ser caballero, él es todo amabilidad y complacencia con mi mamá.
Todo eso me inspiró, me educó e hizo que una parte de mi sea como él.
Muchas memorias felices…
Gracias Paola por este Post!.
Hola Juan Carlos, que lindo tener memorias de tu papá como modelo que te inspiren y te sirvan de norte para querer ser mejor por parecerte más a él, gracias por compartir, un abrazo, p.-