Y llegó la noche de año nuevo para la que tenía dos semanas preparándome. Niñera, amigos, vestido… y por cosas de la vida esa mañana fue un stress y corredera y se me quedaron desde los maquillajes hasta los zapatos, y eso sólo antes de llegar a la fiesta…
Pero ni crean que me iba a dejar ni por este cretino resfriado que no me da tregua, así que entre tecitos de Herbalife y Red Bulls, maquillada de Peggy y por un pelo casi en crocks, para la fiesta me fui que ¡caramba! Esa sí que ¡¡es sólo una vez al año!!
Eso estaba a rebosar de gente pero no se sentía sobre saturado. Con dos ambientes, uno de DJ y otro de música de orquesta, la verdad que me sentí parte del eslabón perdido… Ni estaba para para juntarme con los ventiañeros (que ya me empiezan a decir «tía», hay que joderse ¿los mato?) al ritmo de DJ Edward Allen ni para estar con la generación de «mis tíos» al son de los Beatles y salsa vieja. ¿Dónde quedamos a los que nos mueve el esqueleto Soda Stereo, Madonna, Paulina Rubio o la Shakira pelinegra? ¡En el limbo! Ahí es donde quedamos… Así que tocó un poco de bailoteo por aquí y por allá.
Pero lo bueno es que, por más que esa fuera «The New Year’s White Party – Panama 2013» a estas alturas uno no necesita a las demás mil personas para pasarla bien sino a los amigos que más se conoce y a la familia.
Y llegaron las 0:00, el 2013 se esfumó como solo lo hace el tiempo, así de repente, sin que lo puedas parar ni le veas irse y todavía olía a él, sabía a él y se sentía como él cuando saltaron los fuegos artificiales para darle la bienvenida al 2014, un nuevo año con la frescura y toda la expectativa con la que hacen la entrada triunfal los años por estrenar, porque, como todos, espero este lleno de retos y gratas sorpresas.
Este año ha sido agridulce, ya haré el balance pronto, cuando me baje la congestión que me tiene espichado el cerebro y no me deja ni pensar. Porque por más sonrisa foto y ánimos que quise ponerle a la noche, tal vez el mejor retrato de mí hubiera sido uno como este…
Maldito resfriado me tiene la cabeza embotellada, el cuerpo a velocidad retardada y lo veo (y oigo) todo como desde fuera de esta atmósfera con absoluta gravedad cero, aun después de cuatro inyecciones que me tienen el trasero más ahuecado que un colador…
Por lo que entre una y otra esta es la cara con la que recibí la mañana del 2014, pero que no se deje engañar, que le voy a guardar las ganas para cuando el cuerpo me siga. ¡Me voy a poner el mundo de montera! ¿Las metas? También vendrán pronto… como dije, cuando este resfriado me deje pensar…